Comunicado de prensa del S.I. Cobas sobre la detención (y posterior excarcelación) de Aldo Milani

La tarde del pasado jueves 26 de enero, el secretario nacional del sindicato italiano S.I. Cobas, Aldo Milani, era arrestado y trasladado a la cárcel de Módena, acusado de extorsión a un empresario. Esa misma noche el SI Cobas llamaba a la movilización general. De madrugada los obreros de varios almacenes ya estaban en huelga (Piacenza, Milán, Bolonia, Parma, Brescia y Roma, en empresas como DHL, TNT o UPS, entre otras varias). Por la mañana, el sindicato convocaba una concentración ante la prisión de Módena, mientras la abogada aún no había podido reunirse con detenido. En la prensa de los patrones empezaba a aparecer la noticia de la detención de un sindicalista (en algunas versiones eran dos) del SI Cobas por extorsionar al empresario del sector cárnico Levoni, acompañada de un vídeo de la policía, sin audio, en el que se veía a Levoni entregar un sobre a un supuesto representante del sindicato, en realidad consultor empresarial. Durante todo el día 27 y la mañana siguiente continúan las huelgas y las muestras de solidaridad con Milani, que sería liberado a primera hora de la tarde del 28 (y recibido a su salida de la cárcel por los trabajadores que se concentraban allí), aunque con medidas cautelares.
Respondiendo a la intoxicación informativa, el miércoles 1 de febrero los trabajadores del SI Cobas se manifestaron ante la sede de la RAI en Milán para exigir a los periodistas que difundieran las declaraciones del sindicato ante los hechos. Y el sábado 4, el sindicato convocó una manifestación en Módena (contra la represión y por la libertad de circulación, bajo el lema “Contra la guerra de los patrones, por la unidad y la defensa de la lucha proletaria”), que fue prohibida. A pesar ello los trabajadores recorrieron las calles y terminaron ocupando la estación de tren, tras las provocaciones de la policía.

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Comunicado de prensa sobre la detención (y posterior excarcelación) de Aldo Milani 

El SI Cobas nacional se ha quedado profundamente perplejo al ver la forma en la que los principales órganos de prensa y radiotelevisión han tratado y difundido el arresto de nuestro coordinador nacional Aldo Milani. Trascurridas las primeras horas tras las medidas cautelares, hemos asistido a una caza mediática en una sola dirección, fruto de conjeturas, falsas interpretaciones de los hechos y erróneas atribuciones de responsabilidad, en el contexto de un empleo desmesurado, impropio y en nuestra opinión instrumental del video producido por la Jefatura de Policía de Módena, en el que se ve cómo el empresario Levoni entrega un sobre de dinero al consultor chantajista Piccinini. Y lo que es aún más grave, casi todos los medios de comunicación han presentado al señor Piccinini como “sindicalista del SI Cobas”, sin que se sepa cuál ha sido su fuente de información. Estas noticias, que ya hemos demostrado donde corresponde que son falsas, constituyen una grave lesión a la imagen y la honradez de nuestra organización sindical: una honradez que el SI Cobas, siglas poco conocidas para el gran público, ha conquistado con años de luchas y peleas, sobre todo en los almacenes de logística, auténticos y verdaderos laboratorios de sobre-explotación de la fuerza de trabajo (principalmente inmigrante y por tanto fácilmente chantajeable) por parte de falsas cooperativas sin escrúpulos. Ante semejante caso, frente a errores tan obvios y evidentes en la narración de la crónica de los acontecimientos, consideramos que su desmentido y/o rectificación es algo obligado, y se debería llevar a cabo con el mismo énfasis que se puso en la primera y errónea versión.

En lo que respecta al caso, queremos señalar que, dado que el tribunal de Módena ha confirmado las medidas cautelares contra ambos sospechosos, la decisión de dictar medidas más leves para Milani (residencia obligatoria en lugar de arresto domiciliario) supone una importante prueba de que la coordinadora nacional del Si Cobas es totalmente ajena a la acusación de extorsión contra el grupo Levoni.

Respecto a éste último, que ha sido presentado en la prensa como una víctima, sorprende que los principales medios de comunicación no tengan noticia de las innumerables huelgas y protestas sindicales llevadas a cabo por los trabajadores de las empresas Alcar Uno y Global Carni, primero por explotar sin ni siquiera aceptar la mínima protección que prescribe el convenio colectivo vigente, con turnos brutales y salarios de hambre, y luego por despedir ilegalmente, mediante medidas anti-sindicales y discriminatorias, y en fin, por defraudar el dinero de las cotizaciones sociales, pues sus empresas, a las que ya hemos denunciado por fraude fiscal, han estado años sin pagar las contribuciones a la seguridad social… En este sentido, disponemos de buena cantidad de material y documentos que demuestran lo que afirmamos.

Así, pues, reivindicamos enérgicamente nuestro derecho a exigir una rectificación y el desmentido de las “narraciones tóxicas” que se han difundido sobre el SI Cobas con tanta insistencia en las últimas horas, así como nuestra capacidad para ejercer nuestro derecho a réplica sobre toda esta cuestión, en lo que respecta a las luchas sindicales que se están llevando a cabo en el sector de los mataderos en Módena.

S. I. Cobas nacional.

Los obreros del gas británicos (1873-1914)

British Gas-workers (1873-1914)[1], capítulo 9 de Labouring Men, Studies in the History of Labour (1964), de Eric Hobsbawm.

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El estudioso de la historia de la negociación colectiva se topa generalmente con grandes dificultades tan pronto como deja de registrar los exiguos hechos y se pone a intentar analizarlos. A menudo no es posible distinguir la influencia de, digamos, el sindicato, de otras muchas que conforman la política y la organización de una industria; y aun cuando es posible, pocas industrias están lo bastante documentadas como para ir mucho más allá. Pero existe al menos una industria en la que se pueden realizar ciertos análisis cuantitativos: la industria británica del gas de finales del siglo XIX y principios del XX. Aunque, dado que se trata de un bien de utilidad pública y en gran medida bajo propiedad municipal monopolista, no se puede considerar necesariamente como ejemplo típico de la industria británica de la época, merece la pena investigarla, y este capítulo se dedica a ello.

Examinemos primero el problema. La industria británica del gas presenta un acusado y extremo ejemplo de crecimiento del sindicalismo. Los obreros del gas (al igual que aquellos considerados tradicionalmente como “no cualificados”) se pensaba que eran incapaces de desarrollar un sindicalismo potente y estable; y de hecho, salvo breves y locales excepciones[2], nunca habían formado organizaciones importantes y duraderas hasta 1889. Durante los 17 años que preceden a esta fecha no se registra absolutamente ningún sindicato. Además, cuando en 1889 se pusieron a reclamar unas concesiones que, según se decía, aumentarían la masa salarial de la industria una tercera parte[3], sus reivindicaciones fueron concedidas virtualmente sin lucha. Es más, los nuevos sindicatos lograron mantenerse durante el contra-ataque que se produjo a continuación. En una gran parte del país, pues, la industria súbitamente pasó de estar completamente desorganizada a estar excepcionalmente sindicalizada; lo cual tuvo importantes consecuencias en su estructura y su política. ¿Por qué esta transformación? ¿Y por qué se conservó luego así? ¿Qué consecuencias tuvo el crecimiento del sindicato?Continue Reading

Lenin y la «aristocracia obrera»

Lenin and the “Aristocracy of Labor”, Eric Hobsbawm (Monthly Review Vol.21 nº 11, abril 1970).

Este breve ensayo es una contribución a la discusión acerca del pensamiento de Lenin, en el centenario de su nacimiento. Se trata de un tema que un marxista británico puede tratar de manera bastante adecuada, dado que el concepto de la “aristocracia obrera” Lenin lo extrajo claramente de la historia del capitalismo británico del siglo XIX. Sus referencias concretas a la “aristocracia del trabajo” como un estrato de la clase obrera parecen derivarse exclusivamente del caso británico (aunque en sus notas sobre el imperialismo también señala un fenómeno similar en las zonas “blancas” del Imperio británico). El término en sí mismo deriva casi seguro del pasaje de Engels escrito en 1885, incluido en su introducción a la edición de 1892 de La situación de la clase obrera en Inglaterra en 1844, en el que dice que los grandes sindicatos ingleses forman “una aristocracia entre la clase obrera”.

La frase se pude atribuir a Engels, pero el concepto era bastante familiar en el debate político-social de la Inglaterra de aquella época, particularmente en la década de 1880. Era algo generalmente aceptado que la clase obrera británica de este periodo incluía un estrato favorecido (una minoría numéricamente amplia) al que se solía identificar con los “artesanos” (esto es, los trabajadores y hombres de oficio cualificados), y más especialmente con aquellos organizados en sindicatos u otras organizaciones obreras. Es en este sentido que los observadores extranjeros también empleaban el término, por ejemplo Schulze-Gaevernitz, al que Lenin cita con aprobación en este punto en su conocido octavo capítulo de Imperialismo. Esta acostumbrada identificación no era completamente acertada, pero, al igual que el empleo del concepto de un estrato superior de la clase obrera, reflejaba una evidente realidad social. Ni Marx ni Engels ni Lenin inventaron la aristocracia obrera. Su existencia era ya bastante evidente en la Gran Bretaña de la segunda mitad del siglo XIX. Es más, si existía en algún sitio más, era claramente mucho menos visible y significativa. Lenin asumía que hasta el periodo imperialista, no existió en ningún sitio más.Continue Reading

Sobre el valor de las huelgas y las coaliciones (K. Marx, 1853)

Extracto del artículo de Karl Marx titulado Política rusa contra Turquía.-Cartismo, escrito el 1 de julio de 1853 y publicado en New York Daily Tribune el 14 de julio del mismo año. Extraído de Marx&Engels Collected Works Volume 12, pág. 168-169.

[…] Las huelgas y las coaliciones de obreros progresan rápidamente, y en un grado sin precedentes. Tengo ahora mismo delante de mí informes sobre huelgas en todo tipo de fábricas en Stockport, huelgas de forjadores, hilanderos, tejedores, etc., en Manchester, de tejedores de alfombras en Kidderminster, de carboneros en Ringwood Collieries, cerca de Bristol, de los tejedores y los operarios de los telares de Blackburn, de los operarios de los telares de Darwen, de los ebanistas de Boston, de los blanqueadores, los rematadores, los tintoreros y los tejedores de telar mecánico de Bolton y alrededores, de los tejedores de Barnsley, de los tejedores de seda de Spitalfields, de los encajeros de Nottingham, de todo tipo de obreros del distrito de Birmingham, y de otras muchas localidades. Cada carta trae noticias de nuevas huelgas; el cese del trabajo se convierte en una epidemia. Las huelgas más grandes, como las de Stockport, Liverpool, etc., generan necesariamente toda una serie de huelgas menores, porque gran número de personas son incapaces de ofrecer resistencia a los patronos, a menos que apelen al apoyo de sus compañeros de trabajo en el Reino, y estos últimos, para ayudarlos, piden a su vez salarios más altos. Además, no aislar los esfuerzos de sus compañeros obreros, sometiéndose a peores condiciones, se convierte casi en una cuestión de honor y de interés en todas partes, y por lo tanto las huelgas en una localidad hallan eco en otras huelgas en los lugares más remotos. En algunos casos, la exigencia de salarios más altos es tan solo un ajuste de cuentas con los patronos pendiente desde hace tiempo. Este es el caso de la gran huelga de Stockport.Continue Reading

Las elecciones presidenciales en los EEUU consolidan la tendencia hacia la formación de bloques sociales reaccionarios

Mouvement Communiste/Kolektivně proti Kapitălu. Boletín n°13, 20 diciembre 2016.

LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN LOS ESTADOS UNIDOS CONSOLIDAN LA TENDENCIA HACIA LA FORMACIÓN DE BLOQUES SOCIALES REACCIONARIOS. LA VICTORIA DE TRUMP FAVORECE A LA FRACCIÓN PROTECCIONISTA DEL CAPITAL, QUE ES LA QUE MÁS HA SUFRIDO LAS DIFICULTADES DE VALORIZACIÓN DE ESTE PERIODO. UN PASO MÁS EN LA ESCALADA DE LA GUERRA COMERCIAL GLOBAL.

Más allá de las características de la composición del voto de Trump en las elecciones presidenciales norteamericanas y de las nefastas e inesperadas consecuencias de su victoria sobre una clase obrera dividida, este corto texto trata de arrojar luz sobre el hecho de que la victoria del candidato demagogo y reaccionario, que no era la opción de los capitalistas más avanzados, se corresponde con la de los sectores del capital que pasan por más dificultades a la hora de valorizarse.

Junto a Trump y sus acólitos reaccionarios, la que también accede a los mandos del Estado es la fracción nacionalista y proteccionista de los capitalistas. Esta fracción, ante el aumento de las dificultades para valorizar el capital, reacciona consolidando por la vía electoral un bloque social reaccionario interclasista compuesto por todas las “víctimas” (capitalistas, rentistas y proletarias) de la crisis financiera y la crisis fiscal posterior de los Estados. Los capitales individuales norteamericanos más internacionalizados, por su parte, intentan ya adaptarse lo mejor posible a este cambio de rumbo.Continue Reading

La re-formación de la clase obrera global

Artículo publicado originalmente en Roar Magazine.
Beverly J. Silver es profesora de sociología en la Johns Hopkins University y directora del Arrighi Center for Global Studies, donde coordina un grupo de investigación sobre la Protesta Social Global. Se puede leer aquí una reseña de su libro Fuerzas de trabajo: Movimientos obreros y globalización.
En este artículo Silver retoma el concepto de «formación de la clase obrera» del historiador E.H. Thompson, planteando la posibilidad de que el aumento de las protestas obreras a escala mundial sea el primer paso de un proceso de re-formación de la clase obrera global. La autora, no obstante, se centra en la clasificación formal y sociológica de los diferentes tipos de protesta y los sujetos que las protagonizan, sin profundizar en el contenido de clase que expresan, en los factores políticos que en última instancia determinan el desarrollo y la formación de la clase obrera, según Marx y el propio Thompson («la formación de la clase obrera es un hecho de historia política y cultural, tanto como económica»).

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Desde los años 80, el enfoque predominante en las ciencias sociales ha consistido en asumir que las movilizaciones basadas en el trabajo y en la clase eran una reliquia del pasado. La “globalización”, se argumentaba, desencadena una intensa competición entre los trabajadores de todo el mundo, cuyo resultado es una implacable espiral descendente del poder y el bienestar de los obreros. La restructuración de la producción (cierre de plantas, subcontratación, automatización y la incorporación de un nuevo suministro masivo de fuerza de trabajo barata), se decía, socava a las clases trabajadoras establecidas, vinculadas a la producción en masa en los países del centro, y crea barreras insuperables para el resurgimiento de nuevas movilizaciones obreras en cualquier parte.

Este argumento terminó denominándose la tesis de la “carrera hacia el abismo”. El razonamiento dejaba poco margen a sus defensores para comprender el resurgimiento de las protestas laborales y las movilizaciones clasistas que se sucedieron en todo el mundo a partir del 2008. Este reciente aumento ha adquirido varias formas: una ola de huelgas de los obreros fabriles de China y otras partes de Asia, huelgas salvajes militantes en las minas de platino de Sudáfrica, ocupaciones de las plazas públicas por parados y jóvenes subempleados, desde el norte de África a los Estados Unidos, protestas anti-austeridad en Europa. Estas eran tan solo algunas de las señales que indicaban que la marea estaba cambiando. De hecho, parece que estamos tan solo en los comienzos de un nuevo aumento mundial de las movilizaciones laborales de clase.

EL CRECIMIENTO MUNDIAL DE LAS MOVILIZACIONES DE CLASE

Para poder comprender qué es lo que está sucediendo ante nuestros ojos, necesitamos un enfoque que tenga en cuenta que las recurrentes revoluciones en la organización de la producción, que caracterizan la historia del capitalismo, no sólo provocan la descomposición de las clases obreras ya establecidas, sino también la formación de nuevas clases obreras a escala mundial.

Aquellos que durante las pasadas décadas han estado anunciando la muerte de la clase obrera y de los movimientos obreros tienden a fijarse únicamente en aquella parte del proceso de formación de la clase que implica descomposición. Pero si trabajamos desde la premisa de que las clases obreras mundiales  y los movimientos obreros están constantemente formándose, descomponiéndose y reformándose, entonces tendremos un poderoso antídoto contra esa tendencia a pronunciarnos prematuramente sobre la muerte de la clase obrera cada vez que una clase obrera específica se descompone. La muerte del movimiento obrero ya se pronunció prematuramente a comienzos del siglo XX, conforme el ascenso de la producción en masa minaba la fuerza de los obreros-artesanos; y de nuevo se enunció prematuramente a finales del siglo XX.

Al centrarnos en la formación, descomposición y reformación de las clases obreras, estaremos en condiciones de observar el estallido de nuevas luchas, tanto de las nuevas clases obreras en formación como de las viejas clases obreras en descomposición; esto es, las luchas de aquellos que están experimentando tanto el lado creativo como destructivo del proceso de acumulación capitalista, respectivamente. Yo he denominado a estas luchas como protestas obreras Tipo Marx y Tipo Polanyi. Las protestas obreras Tipo Marx están compuestas por las luchas de las nuevas clases obreras emergentes, que desafían su estatus de mano de obra barata y dócil. Las protestas obreras Tipo Polanyi están compuestas por las luchas de las clases obreras ya establecidas, que defienden sus modos de vida y sustento, incluidas las concesiones que el capital y el Estado les ha concedido en las previas oleadas de lucha.

En el presente aumento de las luchas podemos ver ambos tipos de protestas: la oleada de huelgas de la nueva clase obrera migrante en China se correspondería con el tipo nueva clase obrera en formación y las protestas anti-austeridad en Europa se corresponderían con el tipo descomposición de las clases obreras ya establecidas.

LUCHAS EN LOS LUGARES DE PRODUCCIÓN

La oleada de huelgas que sigue su curso en China es la última manifestación de una dinámica que se puede resumir en la frase: allí donde va el capital, no tarda en surgir el conflicto capital-trabajo. Dicho de otra manera, la sucesiva difusión geográfica de la producción en masa por todo el globo desde mediados del siglo XX hasta el presente ha producido sucesivas oleadas de formación de nuevas clases obreras y protestas laborales tipo Marx. Allí donde el capital manufacturero se desplaza a nuevas localizaciones geográficas en busca de mano de obra más barata o dócil, podemos observar los patrones ya conocidos, y a pesar de que en aquellas zonas que el capital abandona el trabajo se debilita, más que una carrera hacia el abismo el resultado ha sido la creación de nuevas clases obreras y nuevos y fuertes movimientos en todos los nuevos lugares de producción.

Esta dinámica se hizo visible durante los “milagros manufactureros” de Brasil y Sudáfrica en los 60, y de Korea del Sur en los 70, que vinieron acompañados al cabo de una generación por la emergencia de “milagrosos movimiento obreros” que desmantelaron los regímenes represivos que garantizaban una mano de obra dócil y barata. Y la misma dinámica se puede observar hoy en China.

Una de las respuestas de los capitalistas a la oleada de protestas obreras en China ha sido la relocalización de la producción hacia lugares donde el trabajo es si cabe más barato. Las fábrica se trasladan de las areas costeras a las provincias del interior y a países más pobres de Asia, como Vietnam, Camboya y Bangladesh. Pero casi de manera inmediata se confirma la tesis de donde va el capital le sigue el conflicto, y se producen huelgas en estas nuevas zonas de inversión. Cada vez parece más claro que el capital ya no tiene donde huir.

Otra respuesta de los capitalistas ha sido acelerar la tendencia a largo plazo hacia la producción automatizada, es decir, intentando solucionar el problema del control de la mano de obra eliminando trabajadores del proceso de producción. Pero las protestas obreras en los lugares de producción continúan siendo un importante componente de la agitación laboral general. La completa supresión del trabajo humano dentro del proceso productivo sigue pendiente. Es más, la reorganización post-fordista de la producción ha aumentado de hecho el poder disruptivo de los obreros en los centros de producción, dentro de algunos sectores, a pesar de que en la literatura está muy difundida esa tendencia a centrarse únicamente en la forma en la que estos cambios debilitan el poder obrero.

Por ejemplo, la producción just-in-time, al eliminar el stock y las redundancias en el proceso productivo, ha fortalecido el poder disruptivo de los trabajadores en el centro de producción. En la industria del automóvil, los proveedores entregan las piezas just-in-time a las fábricas de montaje. Al suprimir el stock del suministro, la huelga que paraliza la producción de las piezas más importantes puede llegar a paralizar todas las operaciones de montaje de la corporación en cuestión de días. De hecho, esto es precisamente lo que pasó en China en 2010, durante la huelga en la fábrica de piezas para automóviles que paralizó rápidamente todas las operaciones de Honda en China.

Del mismo modo, la globalización del comercio y de la producción ha aumentado el poder de negociación de los trabajadores de los transportes y las comunicaciones, en la medida en que las huelgas en este sector recuperan de nuevo el fantasma de la amenaza de la interrupción de las economías regionales y nacionales, así como de toda la cadena de suministro global. De esta forma, mientras la clásica historia del levantamiento de febrero de 2011 en Egipto se centra en las protestas en la calle y la ocupación de la plaza Tahrir, la dimisión de Mubarak sólo se produjo cuando los obreros del Canal de Suez se pusieron en huelga (con todo lo que ello conlleva para el comercio nacional e internacional).

LUCHAS EN LA CALLE

Si bien es un error subestimar el papel presente y futuro de las luchas obreras en los lugares de producción, también lo es subestimar el papel de las luchas en la calle. De hecho, la relación entre estos dos lugares de lucha se puede observar ya en el volumen I de El Capital.

Por un lado, Marx estudió lo que ocurre en esta “esfera oculta de la producción [fabril]” en las secciones centrales del volumen I de El Capital, donde cataloga el conflicto endémico capital-trabajo acerca de la duración, intensidad y ritmo de trabajo. La naturaleza endémica del conflicto capital-trabajo en los lugares de producción sigue siendo relevante hoy día. Por otro lado, en el capítulo 25, Marx también dejó claro que la lógica del desarrollo capitalista no sólo provoca luchas endémicas en el centro de trabajo, sino que implica un conflicto a un nivel social más amplio, a medida que la acumulación del capital viene acompañada de su “acumulación de miseria”, sobre todo bajo la forma de un creciente ejército de reserva de obreros parados, subempleados y precarios.

Desde este punto de vista, el capitalismo históricamente se caracteriza no sólo por sus procesos cíclicos de creación y destrucción, sino también por una tendencia a largo plazo a destruir las subsistencias existentes más deprisa de lo que es capaz de crear otras nuevas. Esto señala la necesidad de conceptualizar un tercer tipo de agitación laboral además de las protestas de las clases obreras que se están formando (tipo Marx) o descomponiendo (tipo Polanyi). Este tercer tipo (para el que no tengo nombre) es la protesta de aquellos trabajadores que el capital esencialmente evita o excluye; esto es, aquellos miembros de la clase obrera que no tienen nada que vender más que su fuerza de trabajo, pero que tienen pocas posibilidades de venderla a lo largo de su vida.

Los tres tipos de protestas obreras son resultado de diferentes manifestaciones del mismo proceso capitalista de desarrollo. Los tres son bien visibles en el presente aumento global de los conflictos laborales y clasistas, siendo las protestas de vastos sectores de la juventud desempleada de todo el mundo el ejemplo paradigmático de nuestro tercer tipo. Finalmente, el destino de cada uno de los tres tipos de luchas está profundamente ligado a los otros dos.

UNIENDO A LA CLASE OBRERA

El optimismo de Marx acerca del internacionalismo obrero y el poder transformador de las luchas proletarias se debía en parte a que los tres tipos de luchas (la de aquellos que se incorporan al trabajo asalariado en su última fase de expansión material, la de aquellos que están siendo expulsados como consecuencia de la última ronda de restructuración, y la de aquellos que el capital no necesita) se hallaban dentro de los mismos hogares y comunidades obreras. Vivían juntos y luchaban juntos.

Dicho de otra forma, Marx esperaba que las diferencias dentro de la clase (entre empleados y desempleados, activos y ejército de reserva, aquellos que tienen capacidad para imponer costosas disrupciones al capital en los centros de producción y aquellos que sólo tienen capacidad para interrumpir la paz en las calles) no se solaparan con las diferencias de ciudadanía, raza, etnicidad o género. Como tales, los obreros que encarnaban los tres diferentes tipos de conflicto obrero eran una sola clase obrera con un poder y unas demandas comunes, y con la capacidad de desarrollar una perspectiva post-capitalista que prometía la emancipación de toda la clase obrera mundial.

Históricamente, no obstante, el capitalismo se ha desarrollado acompañado del colonialismo, el racismo y el patriarcado, dividiendo a la clase obrera en distintos estatus (como la ciudadanía, la raza/etnicidad y el género) y embotando su capacidad para desarrollar una perspectiva emancipadora para la clase en su conjunto.

Hoy hay señales de que estas divisiones se están exacerbando (aumento de los sentimientos xenófobos contra los inmigrantes, esfuerzos para restringir los flujos migratorios y para reforzar los privilegios basados en la ciudadanía). Pero también hay otras señales que indican que estas divisiones se están debilitando, si no rompiendo, abriéndose perspectivas a nivel local, nacional e internacional para unas movilizaciones capaces de reunir en solidaridad a los protagonistas de los tres tipos de protestas obreras y de generar proyectos de emancipación transformadora para el siglo XXI.

Beverly Silver.

Desde Greenford con amor

Entrevista a Angry Workers of the World, publicada en Libcom.

Estimado equipo de Libcom,

¡Muchas gracias por proponernos esta entrevista! Las respuestas a vuestras preguntas están más abajo, pero antes de empezar nos gustaría tomarnos un momento para cuestionar vuestras preguntas. Se centran principalmente en nuestro colectivo, los Angry Workers, como “organizador en los centros de trabajo”. Si bien esto es una parte esencial de nuestra actividad, no es lo único que hacemos. Pensamos que este encasillamiento en los centros de trabajo refleja un problema más general en la izquierda radical en Reino Unido: a saber, la separación entre las “actividades organizativas” y el “debate o la estrategia revolucionaria”.

Como pequeño colectivo, tratamos de reunir estos dos elementos esenciales de la organización de la clase obrera:

  1. Recogiendo experiencias y fortaleciendo la auto-organización de los trabajadores en los centros de trabajo y en esta zona.
  2. Reflexionando acerca de estas experiencias dentro de un contexto más amplio –de relaciones de clase, políticas estatales, cambios técnológicos, crisis–, como parte de la investigación y el debate sobre los cambios en la composición de clase y los puntos de ruptura revolucionarios[1].
  3. Tratando de animar tanto la reflexión acerca de las experiencias de la clase obrera como el debate, dentro de la izquierda no estatista, a un nivel internacional, en nuestro caso mediante discusiones acerca de la “huelga social” con Plan C o con la IWW sobre la organización en Amazon[2].
  4. Aceptando una “responsabilidad a nivel local” en la difusión de las posturas internacionalistas (por ejemplo, acerca de la guerra y la inmigración) y de las experiencias prácticas obreras de otras zonas además de donde nosotros vivimos y trabajamos. Esto lo llevamos a cabo sobre todo a través de nuestro periódico político, WorkersWildWest[3].

Nos inspiramos en grupos como Big Flame o Solidarity, en la década de los 70 en el Reino Unido, Potere Operario en Italia, o la Sojourner Truth Organisation y la League of Revolutionary Black Workers, en la misma época en Estados Unidos, quienes mientras “se manchaban las manos” trabajando junto a los obreros, empleaban estas experiencias como base a partir de la cual debatir y discutir acerca de política y estrategia. Estas discusiones se basaban en necesidades reales de organización y en experiencias de lucha de clases, más que en una aburrida pontificación. Al mismo tiempo que tratamos de animar acciones directas en los centros de trabajo, no ocultamos nuestra perspectiva revolucionaria, sino que intentamos ligarla estrechamente con nuestras experiencias en el trabajo.Continue Reading

El sindicalismo (H. Lagardelle, 1908)

Hubert Lagardelle (1874-1958) fue uno de los más importantes teóricos del sindicalismo revolucionario francés a principios del siglo XX, y una de las figuras más destacadas del socialismo revolucionario, enfrentado al parlamentarismo de Jules Guesde. Fundó y dirigió durante muchos años la revista bimensual Le Mouvement Socialiste (1899-1914), en la que se publicaron artículos de Jaurès, Luxemburgo, Sorel, Anselmo Lorenzo, Kautsky o Fabra Ribas. Las ideas de Lagardelle también ejercieron gran influencia en el pequeño círculo de socialistas de Cataluña que impulsó la creación de Solidaridad Obrera, organización precursora de la CNT (véase Socialismo y anarquismo en Cataluña. Los orígenes de la CNT).

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LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL SINDICALISMO

El sindicalismo es la teoría que presta a las organizaciones obreras profesionales, animadas de espíritu revolucionario, un valor de transformación social. Es un socialismo obrero. Por su concepción de la lucha de clases se opone al puro corporativismo, cuyo modelo más perfecto es el trade-unionismo inglés; por la preponderancia que concede a las instituciones proletarias, se separa del socialismo parlamentario y por su interés por las creaciones positivas y su desprecio de la ideología, se diferencia del anarquismo tradicional.

Ha sido confundido tan frecuentemente con una u otra de estas tres concepciones que, para comprender bien su carácter propio, es necesario precisar lo que le distingue de ellas. Sabiendo lo que no es, comprenderemos mejor lo que es.Continue Reading

De la necesidad de una acción conjunta entre los sindicatos y la socialdemocracia (R. Luxemburgo, 1906)

Capítulo 8 de Huelga de masas, partido y sindicatos.

La condición más importante que debe cumplir la clase obrera alemana en el periodo de grandes luchas, que sobrevendrá tarde o temprano, es, junto a la resuelta firmeza y coherencia de la tác­tica, la mayor capacidad posible de acción, es decir, la mayor unidad posible del ala dirigente socialdemócrata de la masa pro­letaria. Sin embargo, las primeras tímidas tentativas para em­prender una acción de masas de mayor envergadura pusieron de manifiesto un importante obstáculo: la separación total y la auto­nomía de las dos organizaciones del movimiento obrero, de la socialdemocracia y de los sindicatos.

De un análisis detallado de las huelgas de masas en Rusia y de las condiciones en Alemania misma se desprende claramente que cualquier acción importante de lucha, si no ha de limitarse a una demostración aislada y debe, por el contrario, convenirse en una acción real de masas, no puede concebirse como una huelga del tipo que se ha dado en llamar política. En Alemania, los sindicatos participarían de igual modo que la socialdemocracia. Y no ya, como se imaginan los dirigentes sindicales, porque la socialdemocracia, debido a la inferioridad numérica de su organización, se encuentre obligada a recurrir a la colaboración de ese millón y cuarto de sindicalistas y no puede hacer nada «sin ellos», sino por una razón mucho más profunda: porque toda acción directa de masas y todo periodo de luchas abiertas de clase serán al mismo tiempo políticos y económicos. Si por cualquier motivo y en cualquier momento, se producen en Alemania grandes luchas políticas y huelgas de masas, se iniciará, al mismo tiempo, una era de gigantescas luchas sindicales, sin que los acontecimientos se pregunten si los dirigentes sindicales aprueban o no el movimiento. Si se mantuvieran apartados o trataran de oponerse a la lucha, la consecuencia será simplemente que los dirigentes del sindicato[1] serían marginados por el desarrollo de los acontecimientos, y las luchas, tanto las económicas como las políticas, serían llevadas adelante por las masas, se prescindiría de ellos.

En efecto, la división entre la lucha política y la lucha econó­mica, así como su consideración por separado, no es más que un producto artificial, aunque explicable históricamente, del perio­do parlamentario. Por una parte, la lucha económica se dispersa en el tranquilo y «normal» desarrollo de la sociedad burguesa, en una multitud de luchas parciales en cada fábrica y en cada ramo de la producción. Por otra parte, la lucha política no es di­rigida por las masas mismas en acción directa, sino, en conformi­dad con las formas del Estado burgués, por vía representativa, mediante la presión sobre el cuerpo legislativo. Una vez abierto un periodo de luchas revolucionarias, es decir, una vez que apa­rezcan las masas en el campo de batalla, desaparecerán tanto la dispersión de la lucha económica como la forma indirecta parla­mentaria de la lucha política; en una acción de masas revolucio­naria, las luchas política y económica son una sola, y el límite artificial trazado entre sindicato y socialdemocracia, como entre dos formas separadas y totalmente distintas del movimiento obrero, simplemente desaparece. Pero lo que se manifiesta con claridad en un movimiento de masas revolucionario, también es válido, de hecho, para el periodo parlamentario. No existen dos distintas luchas de clase del proletariado, una económica y una política, sino que existe una sola lucha de clases, orientada, por igual, tanto a la limitación de la explotación capitalista en el seno de la sociedad burguesa como a la abolición de la explotación junto a la misma sociedad burguesa.Continue Reading

La proletaria (R. Luxemburgo, 1914)

El día de la Mujer trabajadora inaugura la semana de la Socialdemocracia. Con el duro trabajo de estas jornadas el partido de los desposeídos sitúa su columna femenina a la vanguardia para sembrar la semilla del socialismo en nuevos campos. Y la igualdad de derechos políticos para la mujer es el primer clamor que lanzan las mujeres con el fin de reclutar nuevos defensores de las reivindicaciones de toda la clase obrera.

Así, la moderna proletaria se presenta hoy en la tribuna pública como la fuerza más avanzada de la clase obrera y al mismo tiempo de todo el sexo femenino, y emerge como la primera luchadora de vanguardia desde hace siglos.

La mujer del pueblo ha trabajado muy duramente desde siempre.Continue Reading