El resurgimiento de los sindicatos independientes en Egipto. (En memoria de Giulio Regeni)

Reproducimos el último artículo publicado por Giulio Regeni en Il Manifesto, antes de ser secuestrado, torturado y asesinado por la policía egipcia por haberse atrevido a interesarse, a estudiar y a divulgar la amenaza que supone para el régimen egipcio el resurgimiento de un movimiento proletario independiente, que ya fue determinante en la caída de Mubarak en 2011.

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Nota del editor: Publicamos póstumamente este artículo de Giulio Regeni, estudiante italiano que residía en El Cairo, donde preparaba su tesis doctoral. Desaparecido el 25 de enero, el miércoles 3 de febrero su cuerpo torturado fue hallado en una cuneta, en la ciudad. Dado que el tema de los sindicatos independientes es bastante polémico en Egipto, Regeni nos pidió en enero que publicáramos este artículo bajo un seudónimo. Hoy lo publicamos con el verdadero nombre del autor.

El presidente Abdel Fattah al-Sisi domina el Parlamento egipcio, con más policía y fuerzas militares que nunca antes en la pasada historia del país, y Egipto está entre los países que menos respetan la libertad de prensa. Aun así, los sindicatos independientes no se resignan. El Center for Trade Union and Worker’s Services (CTUWS), todo un ejemplo de sindicalismo independiente en Egipto, acaba de celebrar una vibrante asamblea.

La sala con más capacidad de todo el recinto tenía 100 asientos, pero en el centro de convenciones no entraban todos los activistas que acudieron desde todos los rincones de Egipto a esta asamblea insólita, dado el actual contexto del país. En el orden del día estaba incluida esa sugerencia de los ministros de Sisi de que el gobierno y el único sindicato oficial del país, el Egyptian Trade Union Federation, tienen que colaborar estrechamente, bajo la orden explícita de hacer frente a los sindicatos independientes y marginar más a los obreros.

Aunque el CTUWS no es representativo de la compleja galaxia del sindicalismo independiente egipcio, su llamamiento fue acogido, quizá inesperadamente, por un significativo número de sindicatos. Al final de la reunión, 50 firmas acompañaban la declaración final, representando a varios sectores del país, desde el transporte a los profesores, de la agricultura al vasto sector informal, del Sinaí al Alto Egipto, del Delta a Alejandría, pasando por El Cairo.

MOVIMIENTO EN CRISIS

La política del gobierno supone un nuevo ataque a los derechos de los trabajadores y a la libertad sindical, ya bastante restringida desde el golpe militar del 3 de julio de 2013, y ha provocado la generalización del descontento entre los obreros. Pero hasta ahora a los sindicatos les ha sido difícil volcar su frustración en iniciativas concretas.

Tras la revolución de 2011, Egipto experimentó una sorprendente expansión de la libertad política. Aparecieron cientos de sindicatos nuevos, un auténtico movimiento del cual el CTUWS fue uno de los principales protagonistas, gracias a sus actividades de apoyo e instrucción.

Pero durante estos últimos dos años la represión y la cooptación por parte del régimen de Sisi ha ido debilitando seriamente estas iniciativas, y las dos federaciones más grandes (Egyptian democratic Labor Congress y Egyptian Federation of Independent Trade Unions) no celebran una asamblea desde 2013.

Virtualmente cada sindicato actúa por su cuenta, en su territorio y su industria. No obstante, se percibe claramente la necesidad de unir y coordinar esfuerzos. De ahí la gran participación que hubo en la asamblea de CTUWS, y el gran número de asistentes que se lamentaban de la fragmentación del movimiento y que afirmaban que era necesario trabajar todos juntos, al margen de la afiliación de cada uno.

Decenas de asistentes tomaron la palabra, de manera concisa, a menudo apasionada, y con planteamientos muy pragmáticos: se trataba de decidir entre todos “qué hacer mañana por la mañana”, unas palabras que se repitieron como un mantra a lo largo de la asamblea y que reflejan lo urgente de la situación y la necesidad esbozar un plan de acción a corto y medio plazo.

Hay que destacar la presencia de un gran número de mujeres, cuyas intervenciones fueron de las más aplaudidas y apreciadas por la predominante audiencia masculina. La asamblea resolvió finalmente formar un comité, tan representativo como fuera posible, encargado de iniciar el trabajo de cara a una campaña nacional sobre las cuestiones del trabajo y la libertad sindical.

CONFERENCIAS REGIONALES

 La idea es organizar una serie de conferencias regional que, cada pocos meses, permitan convocar una amplia asamblea nacional y permitan unificar las protestas. (“¡En Tahrir!”, propuso uno de los presentes, invocando la plaza que fue escenario del periodo revolucionario de 2011-2013, pero que estos dos últimos años ha permanecido cerrada a toda forma de protesta).

La agenda parece muy amplia, pero incluye el objetivo de hacer frente a la Ley 18 del 2015, que ha afectado a los obreros del sector público y ha sido fuertemente impugnada en los pasados meses.

Mientras, estos días, en diferentes regiones del país, desde Asyut a Suez, pasando por el Delta, los obreros textiles, de la industria del cemento y la construcción se han puesto en huelga tanto tiempo como han podido. La mayor parte de sus reivindicaciones tenían que ver con la ampliación de los derechos salariales y las indemnizaciones a las compañías públicas.

NUEVA OLA HUELGUÍSTICA

A los obreros les quitaron toda una serie de derechos tras la masiva ola de privatizaciones llevada a cabo en la última época de la era Mubarak. Muchas de estas privatizaciones fueron llevadas a los tribunales tras la revolución de 2011, que han llegado a anular muchas de ellas, sacando a la luz muchos casos de irregularidades y corrupción.

Las huelgas contra la revocación de estos derechos permanecen generalmente al margen las unas de las otras, y bastante desconectadas de los sindicatos independientes que se reunieron en El Cairo. Pero aun así constituyen un desarrollo significativo, al menos por dos razones: Lo primero, porque suponen un desafío, si bien no del todo explícito, al eje de la transformación neoliberal del país, acelerada a partir del 2004 y que fue muy cuestionada por los levantamientos populares de 2011 y sus consignas de “pan, libertad, justicia social”.

La otra razón es que bajo el contexto represivo y autoritario del General Sisi, el simple hecho de que existan iniciativas populares y espontaneas capaces de romper el ambiente de terror predominante es ya de por sí un impulso hacia el cambio.

El desafío de los sindicatos al estado de emergencia y a los llamamientos del régimen al orden y la estabilidad social, bajo la excusa de la “guerra al terrorismo”, implican una audaz respuesta, aunque sea indirecta, a la retórica subyacente que el régimen emplea para justificar su propia existencia y la represión a la sociedad civil.

Giulio Regeni.