Las luchas en el sector de la logística en Italia

Publicado en la web Break Their Houghty Power.

Este esbozo se basa en unas conversaciones mantenidas en octubre de 2015 con algunos militantes y simpatizantes del pequeño sindicato italiano SI Cobas (Sindicato Interprofessionale/Comites di Base), que ha venido convocando y ganando varias huelgas militantes durante los pasados años, involucrando principalmente a los obreros inmigrantes que trabajan los almacenes y el sector de la logística.

Loren Goldner, diciembre 2015.
lrgoldner@yahoo.com

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Las grandes empresas de logística llevan en Italia 15 o 20 años valiéndose de unas “cooperativas” como principal medio de contratación de camioneros y mozos de almacén (facchini).

No hay que confundir este tipo de cooperativas con su forma tradicional, que organizan los trabajadores con propósitos solidarios. Estas cooperativas son traficantes de trabajo, a menudo literalmente una mafia que ha ido emergiendo conforme los grandes sindicatos italianos han ido decayendo (CGIL, CSIL, UIL). Actúan de intermediarios entre los obreros y las grandes compañías, y compiten entre ellas por conseguir trabajo al precio más bajo. Algunas grandes compañías como IKEA, fabricante sueco de muebles y aparatos domésticos, no contratan a los trabajadores directamente, sino que les invitan a unirse a una de estas cooperativas. Al revés que los esclavistas, que tienen cierto interés en mantener a sus esclavos vivos y en condiciones de trabajar, a las cooperativas llega un enorme flujo de obreros inmigrantes que son exprimidos y luego desechados. La ilegalidad de estas prácticas no se tiene en cuenta, la ley sólo se emplea para partirles la cara a los huelguistas y encerrarles. Los grandes sindicatos miran para otro lado. Un obrero extranjero despedido se arriesga a perder el permiso de residencia y a verse obligado a esconderse. Los obreros son llamados a trabajar “cuando se les necesita”, y quienes causan problemas pueden quedarse en casa fácilmente varias semanas o meses, o ser trasladados a almacenes lejanos. Los jefes controlan las tareas, prohíben las pausas para ir al baño y hacen todo lo que pueden por deshumanizar a los trabajadores. Hablando mal italiano, o sin saber nada de italiano en absoluto, estos llamados “obreros emprendedores” no conocen su derecho a la ayuda y la sanidad públicas, por mínimo que sea.

Una de las principales organizaciones dedicada a organizar a los trabajadores para hacer frente a las cooperativas y las empresas ha sido el pequeño SI Cobas (Sindicato interprofesional/Comités de Base). SI Cobas surgió en el sector de la logística en el 2005. Sus luchas más importantes empezaron hacia el 2011. Las grandes huelgas de Bolonia en 2012 y 2013 echaron abajo ese mito de una región de Emilia llena de pequeñas empresas productivas con altos salarios[1].

Una de las mayores acciones del SI Cobas fue la manifestación en el IKEA de Casalecchio, a petición de los obreros y en solidaridad con los mozos de almacén de Piacenza.

La primera huelga nacional en el sector de la logística fue en marzo de 2013. Las asambleas previas a la huelga que se convocaron por toda Italia se comunicaron por videoconferencia para que los obreros pudieran ver la profundidad y los logros de su movimiento. Cuando pararon de trabajar el 22 de marzo, los piquetes fueron atacados por los carabinieri (policía nacional), desatando una jornada de batalla campal en la que se vieron involucrados cientos de obreros y policías. El almacén, no obstante, permaneció cerrado. La victoria se difundió por toda Italia vía Twitter. En un solo día, años de miedo y aislamiento se desvanecieron.

Como decía un informe de la huelga general del sector de la logística:

“En Bolonia, el movimiento constituye un enorme primer paso tras el cual nada volverá a ser igual, ni en los almacenes ni en la vida diaria de los obreros. Las huelgas generales, los piquetes, los bloqueos, las manifestaciones en el centro y por toda Italia, las asambleas y los boicot, se van convirtiendo en la realidad cotidiana de docenas y docenas de trabajadores de los almacenes, de los militantes y sindicalistas que orientaron las energías desatadas el 22 de marzo hacia el despliegue de una serie ininterrumpida de acciones, atrayendo primero la atención y después la participación de nuevos elementos explotados en rebelión contra los efectos de la crisis y las políticas de austeridad. Allí donde los obreros de los almacenes lograron dar la vuelta a la correlación de fuerzas dentro de los centros, consiguieron aumentos salariales y adquirieron perspectiva política. La práctica y la narrativa de las luchas como expresión de desesperación y derrota fueron superadas. Los obreros ya no se cortan las venas para conseguir unos meses de subsidio por desempleo, ni se suben a los tejados de los almacenes para llamar la atención de los medios de comunicación. Al contrario, se organizan para ‘meter la mano en el bolsillo de los patrones’ y para defender sus propios intereses frente a las empresas… Este pequeño ejército de Espartacos ha roto sus cadenas, descubriendo así también su propio peso en la economía global. Cuando se cruzan de brazos, millones de euros se evaporan de golpe.” (Pasaje traducido del trabajo de Fulvio Massarelli, Scarichiamo I padroni. Lo sciopero dei facchini a Bologna, Agenzia X, 2014).

SI Cobas extendió las luchas a Granarola (productos lácteos), TNT (transporte internacional), BRT (compañía de transportes Bartolini) y a los servicios postales. Hubo piquetes ante las tiendas de IKEA en toda Italia. IKEA respondió en parte negociando convenios nacionales con los tres sindicatos más grandes, dejando de lado a los pequeños como SI Cobas, pero estos acuerdos carecen de valor, pues muy pocos obreros están afiliados a la CGIL, CSIL o UIL. (Esto es típico de estos decadentes grandes sindicatos, que también firmaron un acuerdo nacional en 2012 con Cofindustria, la patronal italiana, excluyendo de nuevo a los pequeños sindicatos, entre ellos el FIOM, el sindicato metalúrgico, de esta negociación colectiva).

IKEA y otras grandes compañías han llegado a firmar algunos acuerdos con las cooperativas, pero en general se han quedado en papel mojado. Violando de nuevo las leyes laborales, las cooperativas no pagan las bajas por enfermedad. Como las empresas fantasma, las cooperativas desaparecen y aparecen de nuevo con otro nombre, forman una red con la mafia, los bancos y algunos burócratas de la CGIL y la CSIL. Echan el cierre y venden a sus obreros a otras cooperativas, haciendo imposible adquirir algo de antigüedad. Con estos métodos, sin pagar las vacaciones, los días de baja, los pluses, se estima que las cooperativas se embolsan 15.000€ al año por trabajador, mientras los obreros ganan 700€ al mes. Las empresas naturalmente no se hacen responsables de lo que las cooperativas hagan con su fuerza de trabajo.

Las luchas en el sector de la logística han tenido que hacer frente a una represión bastante seria. El gobierno se ha valido del Codice Rocco, leyes aún vigentes desde la época fascista, para atacarlas por violar el “orden público”. El estatuto nacional del trabajo, que prohíbe despedir a los obreros por hacer huelga, solo se cumple en las grandes empresas. Las pequeñas empresas se mueven en el sector del mercado de trabajo informal, y muchos militantes han sido despedidos. En mayo de 2013, el ministro del Interior envió a 150 policías a ocupar los centros de trabajo. Los servicios secretos italianos han advertido de que las luchas en el sector de la logística son uno de los problemas más serios de Italia. La prensa hizo de las suyas retratando a los obreros inmigrantes como criminales. Algunos de los coches de los militantes fueron incendiados. Pero esta represión lo que provocó fue una extensión de las huelgas, los piquetes y las manifestaciones.

Estas luchas también se ligaron a otras más amplias contra el “Jobs Act” (en Italia se emplea este nombre inglés), ley aprobada por el gobierno “de izquierda” de Renzi en febrero de 2015. Básicamente, el Jobs Act hace añicos las leyes existentes sobre el despido, que se vuelve así mucho más fácil, y también restringe el acceso a la prestación por desempleo en caso de despido. Conforme se le iban dando los últimos retoques a esta ley, la resistencia fue creciendo en Bolonia, afectando incluso a la educación a todos los niveles. Estas luchas involucraron a los obreros migrantes del sur de Asia (India, Pakistán, Bangladesh), Egipto, norte de África, Ucrania, Europa del Este y Sudamérica. El 90% de los obreros del SI Cobas son inmigrantes. Igualmente, muchos de los jefes de las cooperativas son también inmigrantes.

En Bolonia, en concreto, el SI Cobas extendió la lucha a la cuestión de la vivienda y el aumento de los precios de los servicios públicos. Esto ha obligado a los gobiernos municipales locales a subsidiar estos servicios. Algunas grandes manifestaciones también lograron parar algunos desahucios. Los “centros sociales” también participaron. En Piacenza, el SI Cobas sostuvo 3 meses de lucha con IKEA para que se contratara a los obreros sin mediación de las cooperativas. Los centros sociales contribuyeron a la lucha en Baseano, la compañía de transportes, bloqueando las entregas. En diciembre de 2014, estas luchas desembocaron en ciertos acuerdos entre el SI Cobas y algunas grandes empresas. Estos acuerdos obligaron a las cooperativas a garantizar aumentos de salario y el pago de los días de baja a unos 2.000/3.000 trabajadores y a que se respetara el estatuto nacional del trabajo. El sindicato, además, proporciona servicios médicos. También trata de evitar el “corporativismo” o la organización estrictamente limitada al centro de trabajo. Además, se enfrenta al problema de la pérdida de apoyo una vez se ha ganado una lucha y se han logrado aumentos de salario y la regularización de los papeles.

Post scríptum: Algunas críticas amistosas al SI Cobas.

Para terminar, algunos camaradas libertarios me aconsejan que sea precavido. Argumentan que muchas de las luchas las empezaron los propios trabajadores, que luego pidieron ayuda al SI Cobas. Ellos también piensan que las luchas en el sector de la logística en Italia son importantes, y que de hecho son las únicas luchas victoriosas de los últimos años. SI Cobas, sin duda, ha jugado un importante papel en ellas.

Pero los obreros del sector de la logística, señalan estos camaradas, tienen un poder excepcional cuando interrumpen la cadena de suministro. No es que sea fácil organizar huelgas, dadas las redes criminales que controlan la fuerza de trabajo empleando la violencia. Pero no se debería subestimar el hecho (mencionado arriba) de que estas huelgas tienen un efecto inmediato, y esta eficacia conlleva un importante estímulo para la acción. También señalan que los obreros del sector de la logística están organizados, aparte de en SI Cobas, en base a la propia estructura de trabajo y por sus propias redes informales de paisanos.

Finalmente, las críticas de estos camaradas nos previenen acerca de una cierta mitología que se ha ido desarrollando en torno al sindicato, promovida por aquellos que no participan en el duro trabajo diario de organización y que resta importancia a la participación de las docenas de jóvenes de los centros sociales, que definitivamente han jugado un importante papel en las confrontaciones con los jefes mafiosos y los agresivos policías. Estos camaradas también cuestionan la noción del SI Cobas sobre la centralidad de las luchas en la logística y la posibilidad de extender su modelo organizativo a otros sectores.


[1] El “modelo Emilia” hace referencia a la vieja propaganda de las pasadas décadas sobre esas pequeñas y “flexibles” empresas de nuevas tecnologías que pagan altos salarios y que se dice que ofrecen una salida a la decadente industria tradicional.