El sueño americano por 2$ la hora: Luchas obreras en Amazon Polonia

Traducción del artículo publicado en Échanges nº 155, primavera 2016.

Amazon es uno de los mayores vendedores de libros, distribuidores y proveedores de alojamiento en la red, famoso por sus amplias redes de logística y sus almacenes, donde los trabajadores recogen y transportan rápidamente los artículos que se envían a los clientes.

Al contrario de lo que dice Amazon, y de lo que los medios de comunicación repiten como loros, Amazon no ha revolucionado la venta y la distribución de mercancías, sino que se ha limitado a conjugar las nuevas posibilidades de la venta online con las viejas prácticas de la venta a distancia. Ha reducido los costes y los retrasos en las entregas mediante la mecanización, la estandarización y la taylorización del proceso logístico, creando así en sus almacenes de todo el mundo un entorno de trabajo explotador, con centenares de miles de empleos sin cualificación, pesados y aburridos.

Los parones en el trabajo, las huelgas de trabajo lento y demás acciones, demuestran que los trabajadores no soportan esta explotación de manera pasiva, sino que la hacen frente. Un ejemplo reciente de estas luchas es la que se ha producido en el almacén que Amazon abrió en septiembre de 2014 en Sady, a las afueras de Poznan, en el oeste de Polonia. El objetivo de este artículo es exponer las condiciones de trabajo y los intentos de los trabajadores por organizarse y oponer resistencia, así como concretar los retos y los problemas a los cuales se enfrentan los trabajadores y los militantes que les apoyan[1].Continue Reading

Resoluciones del Congreso de Stuttgart de la Internacional Socialista (1907) acerca de las relaciones entre los partidos políticos y las sociedades obreras y sobre la emigración obrera

Cuarta Sesión del Congreso de Stuttgart. Extracto de Congresos sociales en 1907 (pág. 24-27).

Se discute la cuestión de las relaciones que deben mediar entre los partidos políticos y las Sociedades obreras. La Comisión propone al Congreso que declare la necesidad de una cooperación íntima entre la acción política y la acción económica de la clase obrera. El partido socialista y las Sociedades obreras tienen idénticos fines que cumplir en la lucha por la emancipación del proletariado; deben, pues, trabajar juntos, sus relaciones deben ser íntimas. El Congreso debe invitar a sus tareas a las Sociedades obreras. Así opina la mayoría de la Comisión; la minoría de la misma es partidaria de que el Congreso manifieste esta opinión de manera todavía más enérgica.

Intervienen en el debate el ponente Beer, de Viena; De Leon, de los Estados Unidos; De Brouchère, de Bélgica; Vaillant, de Francia; Troelstra, de Holanda. Se aprueba la moción presentada por la mayoría de la Comisión, cuyo tenor es el siguiente:

I. Para la completa liberación del proletariado de los grilletes de la esclavitud espiritual, política y económica, es tan necesaria la lucha de la clase obrera en el terreno político como en el terreno económico. Así como la misión del partido socialista está en la lucha política por el proletariado, la misión de las Sociedades obreras consiste en la lucha económica por el proletariado. El partido y las Sociedades obreras tienen, pues, en la lucha por la emancipación, misiones de igual valor que cumplir.Continue Reading

Contra las ideas establecidas dentro del «movimiento» del 2016 en Francia

Mouvement Communiste/Kolektivnë proti Kapitälu. Boletín nº 11, 22 junio 2016.

Últimamente estamos asistiendo, tanto en Francia como en Bélgica, a una avalancha de giros semánticos y modificaciones en el sentido de bastantes conceptos y categorías propias del movimiento obrero revolucionario. Palabras que antes conservaban todo su sentido para los proletarios revolucionarios, como la huelga, en todas sus ilimitadas e insurreccionales declinaciones, o la violencia de clase, la revuelta, el bloqueo de la economía, la ocupación del terreno productivo y los sabotajes, las asambleas generales y la democracia directa, el movimiento y sus comités de base, hoy en día carecen de contenido subversivo. Se presentan bajo formas envilecidas o con un sentido diametralmente opuesto al original: se convierten en caricaturas inofensivas de la verdadera lucha de clases.

La ausencia de una correlación de fuerzas favorable (o al menos no tan claramente desfavorable) se intenta paliar mediante una escalada verbal que exalta simulacros de lucha. En lugar de reconocer los límites de los proletarios, o incluso la ausencia de toda combatividad, y estudiar sus causas, los sindicatos llamados conflictivos (CGT y SUD en Francia, FGTB-CGSP en Bélgica[1]) y sus ayudantes estalinistas, trotskistas y autónomos se lanzan a una carrera de velocidad para ver quién es el más radical. ¿Qué no hay huelgas? Pues vayamos entonces hacia la “huelga general”. ¿Que no hay huelga general? Entonces transformémosla en « insurreccional » o si no “bloqueemos la economía”, o “¡vayamos hacia la revolución!”. ¿Qué los obreros no ocupan sus centros de producción? Entonces nosotros bloquearemos las calles y las plazas.

Nuestros agitadores orales han pasado alegremente de la huelga por delegación[2] a la sustitución de la propia huelga. La evocación de la lucha ha sustituido a las verdaderas luchas masivas, que desgraciadamente no existen. Y cuando estos sucedáneos teatrales de la lucha de clases cristalizan en acciones ultra-minoritarias sin posibilidad de adquirir mayor amplitud, terminan reforzando la convicción del resto de proletarios de que el único objetivo de estas acciones es joderles la vida cotidiana, ya trabajen o estén en paro.

En este contexto repleto de falsas apariencias, donde las sombras de lo que una vez fue la lucha de clases bailan sobre el escenario del dominio capitalista, es fundamental restaurar el verdadero sentido de estos términos tan manidos, edulcorados y prostituidos, términos que no obstante antaño vertebraban el terreno conceptual del movimiento obrero independiente.Continue Reading

La Carta de Amiens (1906)

Con la Carta de Amiens comenzamos la publicación de una serie de documentos que reflejan los debates que se produjeron hacia 1906-1907 en el movimiento obrero, socialista y anarquista, en torno a la cuestión sindical y las relaciones entre los partidos y los sindicatos.

Artículo segundo, constitutivo de la CGT, modificado en el noveno congreso de la Confederación, celebrado en Amiens entre el 8 y el 16 de octubre de 1906.

El Congreso Confederal de Amiens confirma el artículo segundo, constitutivo de la CGT.
La CGT reagrupa, al margen de toda escuela política, a todos los trabajadores conscientes de que hay que luchar para que desaparezcan el salariado y la patronal.
El Congreso considera que esta declaración equivale a reconocer la lucha de clases, que enfrenta en el terreno económico a los trabajadores en rebelión contra todas las formas de explotación y de opresión, tanto materiales como morales, que son obra de la clase capitalista contra la clase obrera.

El Congreso precisa, en los puntos siguientes, esta afirmación teórica:

En su labor reivindicativa cotidiana, el sindicalismo trata de coordinar los esfuerzos obreros, aumentar el bienestar de los trabajadores con mejoras inmediatas, como son la disminución de los horarios de trabajo, el alza de salarios, etc.

Pero esta no es más que una de las tareas del sindicalismo; éste prepara la emancipación integral, que sólo se podrá llevar a cabo mediante la expropiación capitalista; defiende como medio de acción la huelga general y considera que el sindicato, hoy agrupación para la resistencia, será en el futuro una agrupación para la producción y el reparto, la base de la reorganización social;

El Congreso declara que esta doble tarea, cotidiana y futura, es producto de la condición de asalariado que pesa sobre la clase obrera y que obliga a todos los trabajadores, sean cuales sean sus opiniones o sus tendencias políticas o filosóficas, a pertenecer a la agrupación esencial que es el sindicato;

En consecuencia, en lo que respecta a los individuos, el Congreso afirma la completa libertad del afiliado para participar, al margen de su agrupación corporativa, en las formas de lucha correspondientes a su concepción filosófica o política, limitándose a pedirle a cambio que no introduzca en el sindicato las opiniones que profesa fuera;

Respecto a las organizaciones, el Congreso declara que, para que el sindicalismo alcance su máxima efectividad, la acción económica debe ejercerse directamente contra la patronal, por lo que las organizaciones confederadas, como agrupaciones sindicales, no deben preocuparse por los partidos y sectas que, al margen de ellas y a su lado, se dediquen en completa libertad a la labor de transformación social.

Resultados de la votación:
A favor: 830
En contra: 8
En blanco: 1

Los dos métodos de la política sindical (Rosa Luxemburgo, 1907)

Publicado originalmente en Die Neue Zeit, 24 de octubre 1907 (vol. I, nº 4). Traducido del inglés.

El nuevo acuerdo salarial al que ha llegado el sindicato de impresores aparentemente no tiene ninguna relación con las deliberaciones de la conferencia del Partido celebrada en Mannheim, pero visto más de cerca se puede considerar que constituye un riguroso comentario acerca de ésta. En Alemania, el sindicato de impresores hace tiempo que es visto como modelo de la fuerza y el éxito que puede lograr una organización proletaria en la esfera económica en la medida en que permanezca dentro del “terreno positivo” de los intereses cotidianos de los obreros y se cierre prudentemente en banda a las tentaciones del “romanticismo revolucionario”. A través de su historia, desde su voluntaria aceptación de las disposiciones que la reacción impuso con las leyes anti-socialistas hasta este último acuerdo salarial, el Sindicato Alemán de Impresores constituye la clásica expresión de esa política sindical que prefiere la paz a la lucha, los acuerdos con el capitalismo al conflicto, la neutralidad política al abierto apoyo al Partido Socialdemócrata, y que, llena de desprecio hacia el “fanatismo” revolucionario, tiene su modelo ideal en los sindicatos de tipo inglés. Ha sido necesario mucho tiempo, pero hoy los frutos de semejante política se han vuelto obvios incluso para los más miopes. Durante décadas, el espléndido estado de la tesorería, las seguras condiciones de vida, las condiciones de trabajo relativamente favorables y la larga paz que reinó en el oficio, parecían constituir el mejor testimonio de los métodos de los impresores. Hoy, con el nuevo acuerdo salarial, todo este espléndido edificio parece que se ha derrumbado de golpe. En lugar de un éxito económico excepcional, los impresores, a pesar de toda su tenacidad, perseverancia, discreción y moderación, y a pesar del espléndido estado de su organización y de sus fondos, finalmente han permitido que el capital les dicte unas condiciones tan vergonzosas que una ola general de indignación está recorriendo las filas de esta sociedad de sangre normalmente fría. No obstante, para poder evaluar adecuadamente y en su completa dimensión el fiasco del llamémosle método inglés de política sindical, debemos comparar el reciente acuerdo salarial del Sindicato Alemán de Impresores con los últimos logros de los impresores rusos, lo cual equivale a comparar los frutos de largas décadas de trabajo pacífico con el resultado de tan solo un año de agitación revolucionaria.Continue Reading

Antifascismo: fórmula confusionista

BILAN nº 7, mayo 1934.

Muy probablemente la situación actual, en lo que atañe a la amplitud de la confusión, supera a las anteriores situaciones de reflujo revolucionario. Esto se debe, por una parte, a la evolución contrarrevolucionaria de aquello que el proletariado conquistó tras grandes luchas durante la posguerra: el Estado ruso, la III Internacional, etc., y por otra parte, a la incapacidad de los obreros para hacer frente a esta evolución con un frente de resistencia ideológica y revolucionaria. El entrelazamiento de estos fenómenos con la brutal ofensiva del capitalismo, que se orienta a la formación de bloques con miras a la guerra, provoca luchas obreras y a veces también grandiosas batallas (Austria). Pero estas batallas no resquebrajan el poder del centrismo[1], la única organización política de masas, que ya se ha pasado a las fuerzas de la contrarrevolución mundial.

Ante semejantes derrotas, la confusión no es más que el resultado logrado por el capitalismo, que ha incorporado al Estado obrero, al centrismo, a sus necesidades de supervivencia, llevándolo al terreno en el que desde 1914 se desenvuelven las insidiosas fuerzas de la socialdemocracia, principal factor de la descomposición de la conciencia de las masas y portavoz cualificado de las consignas de las derrotas proletarias y las victorias capitalistas.

En este artículo examinaremos una típica fórmula confusionista que en los medios obreros que se dicen de izquierda (?) se conoce con el nombre de “antifascismo”.Continue Reading

Llamamiento del SI Cobas a una jornada de movilización junto a los trabajadores de Francia

Las movilizaciones de los jóvenes y de los trabajadores en Francia contra la Ley El-Khomri, equivalente transalpino al Jobs Act de Renzi, se han extendido a toda Francia y se intensifican en los sectores del transporte y en las refinerías, con potentes manifestaciones en las plazas de numerosas ciudades que hasta el momento están consiguiendo hacer frente a la creciente represión del aparato del Estado.Continue Reading

La situación social en Francia

Francia, 26 de mayo.

El objetivo de este texto es reflexionar sobre la situación social actual y la correlación de fuerzas entre las clases en Francia y en el resto del mundo. Los trabajadores se verán obligados a superar el contexto actual de ataques salvajes contra la clase obrera, que duran ya 30 años, y cuyo objetivo es salvar el capitalismo.

El movimiento social que se inició hace 2 meses permanece ampliamente encuadrado y manipulado por las fuerzas de la izquierda burguesa. La clave de la situación está en el derribo de la cárcel burguesa que es Nuit Debout, en la que nos han encerrado. Y esto también requiere de la reflexión y de abiertas discusiones políticas sobre nuestra situación, pero al margen del marco limitado, impuesto y bien acotado de Nuit Debout.Continue Reading

El sindicalismo en Inglaterra durante la 2ª mitad del siglo XIX

Los párrafos que siguen, extraídos de La historia del sindicalismo (Sidney y Beatrice Webb), son una animada descripción de la vida de un sindicato inglés durante la 2ª mitad del siglo XIX.
Es sabido que tras la desaparición del movimiento cartista, el sindicalismo inglés se orientó hacia una práctica corporativa, burocrática y de colaboración de clases. «Las leyes fabriles que en tiempos habían sido un espantajo para todos los fabricantes, ahora no sólo eran observadas voluntariamente por ellos, sino que se extendían más o menos a todas las ramas de la industria. Los sindicatos, considerados hasta hacía poco obra del diablo, eran mimados y protegidos por los industriales como instituciones perfectamente legítimas y como medio eficaz para difundir entre los obreros sanas doctrinas económicas. Incluso se llegó a la conclusión de que las huelgas, reprimidas hasta 1848, podían ser en ciertas ocasiones muy útiles, sobre todo cuando eran provocadas por los señores fabricantes en el momento que ellos consideraban oportuno», narra Engels en el prefacio a la 2ª edición alemana de La situación de la clase obrera en Inglaterra. Efectivamente, salvo el breve periodo de finales de la década de 1880, en el que se desarrolla el llamado «Nuevo Sindicalismo», las trade-unions inglesas se caracterizan por el rechazo a las huelgas (los fondos de huelga se convierten en fondos para la emigración), su transformación en compañías de seguros, una política de colaboración mediante comités paritarios de obreros y patrones, su «prudencia en las cuestiones obreras y una enérgica agitación en el ámbito de las reformas políticas» (Webb), su vocación parlamentarista y cooperativista, sus funcionarios remunerados y un exclusivismo de obreros artesanos.
Estas características, como se podrá ver, quedan bien relejadas en la narración que dejó este militante obrero, que llegó a ser un importante funcionario sindical. Y muchas de ellas resultan bastante familiares y se podrían aplicar perfectamente a los actuales sindicatos subvencionados por el Estado capitalista. Sin embargo, por más conservadores que fuesen, los viejos sindicatos ingleses no se pueden comparar con las actuales empresas de servicios sindicales. Como se demuestra también en el texto, estas organizaciones, resultado de un siglo de cruenta lucha, eran el centro de una intensa vida obrera, unas instituciones claramente proletarias. Aún no se había iniciado ese proceso que, tras el periodo de entre guerras, culminaría en la inserción de los sindicatos en el Estado capitalista y la completa disolución de su contenido y su vida de clase.
Según afirmaban los Webb refiriendose a las asociaciones de oficiales promovidas por los maestros de los gremios: «es obvio que unas asociaciones en que los patronos proporcionaban los fondos y nom­braban a los jefes no pueden tener analogía alguna con los sindicatos modernos». Siguiendo este mismo razonamiento, no existe analogía alguna entre las trade-unions británicas de la 2ª mitad del siglo XIX y los actuales sindicatos pagados por los patronos a través de su Estado. Es más, no siendo ya instituciones obreras, sino burguesas, las actuales organizaciones sindicales no merecen ni el nombre de «sindicato».

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Para un aprendiz el sindicalismo es poco más que un nombre. Algu­nas veces puede haber oído a los trabajadores discutir en el taller sobre el sindicato y sus actividades; y sabe que después de la “reunión por la noche en el club” no faltarán las historias sobre lo sucedido en la reunión. Si tra­baja en un taller dominado por una sociedad obrera fuerte, tendrá incluso ocasión de asistir a discusiones acaloradas sobre las propuestas realizadas en ese encuentro. Pero el tema principal de conversación es siempre de carácter personal —quiénes estaban en la reunión y con qué viejos compin­ches se encontró— porque el “club” es reconocido generalmente como el lugar de encuentro de todos los “viejos camaradas” de oficio. Si trabaja en un taller en el que también prestan sus servicios algunos empleados del sin­dicato, es posible que reciba algunas veces una palabra de consejo, de es­tímulo para que no deje de entrar en la asociación cuando sea un hombre. En conjunto, sin embargo, su conocimiento de los asuntos de la sociedad y sus intereses en ella son muy poca cosa. Pero si, siendo todavía un mu­chacho, se desata una huelga en su lugar de trabajo, la presencia y el po­der del sindicato se le aparecerán de una manera muy viva; y cuando esté trabajando solo o con otros muchachos en algunos talleres que han aban­donado los demás obreros, se formará, sin duda, alguna opinión propia so­bre la situación. Experimentará naturalmente una fuerte antipatía por los “esquiroles” que están en su mismo centro, porque el sentimiento de ca­maradería es muy fuerte entre los chicos, y advertirá con un placer consi­derable que se trata, en general, de trabajadores inferiores. Pero, a pesar de todo eso, si el empresario es “de los buenos”, y le trata bien y con bon­dad, seguirá pensando probablemente que los obreros no tienen razón cuando se ponen en huelga. Porque los más jóvenes consideran al empre­sario como la persona que “encuentra trabajo para sus obreros” y, en con­secuencia, piensan que la huelga es un acto de ingratitud; y, además, no deja de tener una vaga idea de que los trabajadores son muchos contra uno, lo que suele llevarle a tomar partido por la parte que considera más débil.Continue Reading

Los orígenes del sindicalismo

Capítulo I del libro Historia del sindicalismo, 1666-1920, Sidney y Beatrice Webb (1920).

Un sindicato es, a nuestro juicio, una asociación permanente de tra­bajadores por cuenta ajena con la finalidad de mantener o mejorar las condiciones de su vida de trabajo[1]. Esta forma de asociación existe en Inglaterra, como tendremos ocasión de ver, desde hace aproximadamen­te dos siglos, y no puede suponerse que surgiera de modo repentino en su forma plenamente desarrollada. Sin embargo, aunque nos ocuparemos brevemente de las instituciones que han sido consideradas con frecuencia como precursoras del sindicalismo, nuestro relato se iniciará a finales del siglo XVII, ya que, con anterioridad a esta época, nos ha sido imposible descubrir en las Islas Británicas nada que pueda encajar en el marco de nuestra definición. Además, aunque se ha señalado la posible existencia de asociaciones análogas durante la Edad Media en diversas partes del continente europeo, no tenemos razón alguna para suponer que tales ins­tituciones hayan ejercido ningún tipo de influencia sobre la aparición y el desarrollo del movimiento sindical en este país. Nos sentimos autori­zados, en consecuencia, a limitar nuestra historia a los sindicatos del Rei­no Unido, algo a lo que en rigor nos veíamos, además, obligados.

De acuerdo con nuestra definición, hemos excluido de nuestra historia cualquier relato de los innumerables ejemplos de los trabajadores manuales que han constituido asociaciones efímeras contra sus superiores sociales. Las huelgas son tan antiguas como la historia misma. Los ingeniosos buscadores de paralelismos históricos podrán, por ejemplo, encontrar en la revuelta (del año 1490 a. de C.) de los ladrilleros judíos de Egipto con­tra la orden que habían recibido de fabricar los ladrillos sin paja, un pre­cedente curioso de la huelga de los tejedores de algodón de Stalybridge (1892 d. de C.) originada porque se les proporcionaban unos materiales defectuosos para su trabajo. Pero nos es imposible considerar seriamen­te, como algo que pueda tener alguna analogía con el movimiento sindi­cal de nuestros días, las innumerables rebeliones de razas oprimidas, las insurrecciones de esclavos o las revueltas de campesinos en una situación de semiservidumbre, de que están llenos los anales de la historia. Todas estas formas de la «guerra del trabajo» caen fuera de nuestro tema, no sólo porque en ningún caso dieron lugar a la formación de asociaciones permanentes, sino también porque los «huelguistas» no trataban de me­jorar las condiciones de un contrato de prestación de servicios libremente aceptado.Continue Reading