Primera carta desde París, 6 de abril.
«NOCHE EN PIE» EN PARÍS
Os envío la imagen con la bandera roja sobre la República, en el instante en que tomé la foto.
Esto es en general lo que dicen los que están en las asambleas de la “Nuit Debout”:
“Reapropiarnos del espacio político pasa también por reapropiarnos del espacio público.”
“Estas noches en pie no son reivindicativas. Son políticas. Pretenden ser un lugar de encuentro y de manifestación en su sentido más primario. Porque pensamos que ya no tenemos nada que decir en la política actual, y que nuestras papeletas de voto carecen de sentido. Y porque queremos recuperar el sentido político de nuestra vidas.”
“Esta noche en pie será pues un espacio para la palabra.”
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LA “NUIT DEBOUT”
De vuelta en París, ayer por la tarde me acerqué a la Plaza de la República.
Me impresionó bastante la cantidad de gente que había en la asamblea (entre 2.000 y 3.000, una asamblea general de un tamaño que emociona). Escuchaban y participaban. El discurso y la madurez política tienen más importancia que antes (los “indignados” o “occupy”, sería un error comparar estos movimientos diferentes, aunque es lo que pretenden los “recuperadores” de todo pelaje).
Se habla de política sin tapujos, y aunque no se pretendan aportar soluciones políticas ni hablar de la sociedad futura, eso es de hecho lo que hacen. Son lúcidos contra la clase política y un poco (habrá que comprobarlo) contra “la izquierda de la izquierda”. Al menos este discurso estuvo presente.
Se hacen ilusiones con la democracia: “somos nosotros, el pueblo, los que debemos remplazar a los inútiles que nos gobiernan, de todos los partidos”. Pero al mismo tiempo critican el sistema de representación que de hecho es “el” totalitarismo de los poderosos. Hubo una discusión acerca de si votar o no si se ocupaba la plaza. No hace falta, decían algunos, pues “estamos aquí para imponer nuestra voluntad”. Así pues, “ocuparemos la plaza aunque sea ilegal”.
No había muchos izquierdistas ni profesionales de este tipo de movimientos. No reconocí a nadie. La mayor parte de los participantes tenía en torno a 20-22 años, aunque había personas de más edad de pie, alrededor de los que hablaban sentados.
Quieren que la lucha vaya más allá de la Ley del Trabajo-El Khomri y que continúe hasta su abolición. Dicen que hay que luchar por abolirla para lograr la victoria frente al poder, que nos volverá a atacar. Hay que conseguir la victoria para acabar con el ciclo de derrotas que duran al menos desde las luchas contra las jubilaciones en 2010.
Algunos trabajadores del ferrocarril de la Gare de l’Est intervinieron para invitar a que se participara en la comisión creada para preparar la huelga general. Otros también estaban de acuerdo en que había que preparar la huelga general, acercarse a las banlieues y a las fábricas para hacer asambleas. Toda la población debe recuperar la palabra y el poder. No era difícil tomar la palabra. Me lo llegué a plantear, pero primero prefería escuchar, ya veremos en la próxima asamblea general.
Según algunas personas que me encontré, el Nuevo Partido Anticapitalista está empezando a involucrarse en el movimiento para “calmarlo”.
PEQUEÑO COMENTARIO GENERAL
Parece que se confirma lo que yo comentaba en una reflexión anterior: “se escucha un profundo rugido procedente de las entrañas de la sociedad y que se amplifica y se eleva de la sociedad…”. Este rugido aún debe madurar. Se enmarca en una profunda ola a la que le ha costado trabajo emerger, pero la continuidad de las luchas pasa por aquí. Recuerdo el texto de Henri Simon sobre la importancia de “las plazas” [«Reflexión sobre el contenido y los métodos de lucha bajo el presente dominio capitalista«, reproducido más abajo], en el que afirma que este tipo de movimientos se remontan a Tiananmén. Este artículo debería estar disponible en la web “Fragmentos de la autonomía”. Aunque no es ni mucho menos suficiente, el texto apunta algunas cosas que sí que tienen valor.
SOBRE ESTE MOVIMIENTO
Cuidado con los que están detrás de este movimiento o tratan de mojar la pólvora antes de que las reacciones sean demasiado fuertes, y también con los que buscan crear un Podemos a la francesa para canalizar las futuras luchas. ¿O acaso persiguen ambos objetivos al mismo tiempo? Así es, pues ciertamente sorprende la “ruidosa” publicidad que han hecho los medios de la burguesía.
Dicho esto, si bien la burguesía trata de solucionar la falta de credibilidad de sus órganos políticos y sus sindicatos, también sería interesante señalar que eso quiere decir que percibe que algo está cambiando.
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Segunda carta desde París (distinto remitente), 9 de abril.
Decido ir a ver qué pasa en la plaza de la República. Me encuentro con el movimiento Nuit Debout, alternativa al encuadramiento de un movimiento que supera a los sindicatos, al gobierno e incluso un poco a la policía.
El viernes 8 de abril estuve en la plaza y al día siguiente a la salida del metro del bulevar Filles du Calvaire.
La manifestación parece en principio clásica: los globos de los sindicatos, el cortejo de las juventudes comunistas. Pero al acercarnos a la Bastilla, la manifestación se bloquea. En el bulevar Beaumarchais, la gente retrocede por las aceras…los manifestantes están bloqueados en las vías de circulación mientras otros dan media vuelta por las aceras.
Por teléfono me dicen que la situación es tensa y que por eso la manifestación está parada. Las CRS han cargado y se han producido o se están produciendo choques.
Por las calles paralelas, llego a la Bastilla, cruzándome con personas con los ojos rojos: ya habían gaseado.
En la Bastilla, descubro que la cabecera de la manifestación no está allí y que la plaza está completamente rodeada por los CRS. Un largo cordón cierra el paso a derecha e izquierda de la columna de Julio. Imposible enfilar el bulevar Richard Lenoir, ni ir más lejos…
Espera, más bien larga. ¿Qué van a hacer los secretas? ¿Qué van a hacer las CRS? Empieza el movimiento. Dos jefes de los bomberos, sin casco, llegan y observan, dispuestos a intervenir si es necesario… movimiento de secretas, con las porras eléctricas en la mano, con casco, protegidos, armados… Movimientos de las CRS que abren y cierran la marcha. De hecho, se disponen a dejar pasar el cortejo, que llega unos minutos tarde.
Sin embargo, hay sorpresa cuando llega la cabecera de la manifestación, una como pocas veces se ha visto. Hay que remontarse al 2010 o a 1996 para hablar de algo semejante: ninguna banderola en la cabecera. Las organizaciones se ven superadas por manifestantes resueltos, que actúan al margen de dichas organizaciones. Vimos manifestaciones parecidas aquel sábado de protesta contra la ley de jubilación en octubre de 2010, o una tarde de verano, en agosto de 1996, tras la expulsión de los sin papeles de Saint Bernard. Todos aquellos jóvenes quisieron plantarse, y se plantaron, ante el centro de detención mientras las organizaciones pretendían detener el cortejo junto al parque de Vincennes.
En el resto de la manifa ocurría lo mismo: nada de organizaciones oficiales en primera fila, los autónomos ocupan ese lugar, y luego las juventudes comunistas. Sorprende los mundos tan diferentes que se van sucediendo, con eslóganes también muy distintos, unos radicales, otros los corrientes entre las organizaciones de encuadramiento de las juventudes del PCF…
El paso por la calle Lyon, por la avenida Daumesnil, el bulevar Diderot, se llevará a cabo en medio de una tensión redoblada por la desconfianza: los CRS están por todas partes, bastante menos numerosos que los manifestantes, pero muy cerca, a veces parados, a veces en marcha en grupos de varias decenas, 30 o 40 policías. Las provocaciones son constantes.
Al llegar a la plaza de la Nación, lo mismo. Grandes grupos de CRS que llevan con el casco puesto desde la Bastilla. ¿Son los mismos? Ni idea, pero es el mismo Estado, los mismos enemigos, pues el gobierno ya nos ha advertido que está en guerra… Y lleva un mes demostrando que es contra nosotros, los jóvenes, los trabajadores y el conjunto de la población civil. Los CRS suben a los taludes que hay al lado del viejo quiosco de música, rehabilitado hace menos de un año… Se oyen gritos de “uuuhhhhh”, como expresión de cólera contra estos 30 o 40 sirvientes del capital, que aporrean las cabezas de los obreros y dan palizas a los manifestantes, imagines que todos tenemos en mente desde el 9 de marzo.
Poco a poco van llegando más manifestantes. Se nota que la calma, que nunca ha estado presente de todo desde que dejamos la Bastilla, está a punto de desaparecer completamente, y que el inevitable enfrentamiento se acerca. Me voy alejando mientras otros se preparan para el enfrentamiento. Se lanzan algunos proyectiles inofensivos. Botellas de plástico y otros desechos. Algunos CRS ya tienen las botas o los pantalones blanqueados por la harina o la pintura… Los que están en lo alto, en la loma, tratan de contener a la masiva multitud que les ha rodeado, pero solo disponen de 2 o 3 metros de altura para impresionar: ¿será suficiente?
Los minutos pasan rápido, ya han bajado de la loma. Ahora una multitud de jóvenes, preparados para la ocasión, encapuchados, enmascarados y protegidos, se sube a la loma en pocos segundos. No debió ser cómodo para los CRS que estaban en primera fila tener que retirarse ante manifestantes mucho peor armados y protegidos… ¡pero más resueltos!
Parece que algo ha cambiado en el país. Aunque los medios lo minimizan. France24 habla de choques al margen de las manifestaciones. Nada más falso.
Toda la manifestación parisina, al menos el 9 de abril, es una demostración de fuerza provocada por el gobierno. Aunque hay cosas que demuestran incertidumbre y desconcierto entre las CRS. Se ha producido una especie de vuelco, y no es seguro que la policía lo viniera venir. Al menos un helicóptero sobrevolaba la manifestación. El objetivo de la policía, y por tanto del gobierno, era provocar a toda manifestación durante más de 2 horas… Aunque finalmente se anunciaron muchas menos detenciones por la tarde; ¿por qué?, ¿qué significa esto? ¿Qué la reacción organizada por parte de los autónomos ha sido providencial a la hora de evitar una nueva demostración de violencia por parte de las CRS? ¿O al contrario, que el objetivo era dejar hacer, dejar que se desahogasen, en lugar de controlar lo que ya ninguna organización de izquierdas o sindical puede contener, a saber, la cólera de una franja cada vez más gruesa de la juventud?
Parece que los dirigentes de la CRS iban a tientas, y que se han topado con algo distinto a anteriores manifestaciones: decenas de jóvenes preparados para el enfrentamiento, lo cual no ha permitido a la CRS y a los secretas caer sobre individuos aislados para detenerlos, al menos según indican los medios acerca de las manifestaciones de por la mañana.
Aplaudimos la capacidad de organizarse de estos jóvenes autónomos. No obstante, queda algo esencial por hacer, que además es absolutamente necesario: desarrollar un programa de combate y de victoria para armar a los miles de jóvenes que han llegado a las calles de la capital y de otras ciudades del país o que ocupan las plazas de otras capitales europeas. Pues con los corteses debates entre los Ayraud y los asesinos y los matones de enfrente, del partido socialista, en un plató de televisión, o con los bien pensantes demócratas que han iniciado la Nuit Debout, esta pequeña victoria en la calle no puede hallar su continuación política, ni la juventud podrá ganar su combate contra la ley El-Khomri u otras reivindicaciones.
Con esta victoria del 9 de abril, muy pequeña en comparación con lo que lleva pasando desde hace un mes en unas jornadas programadas para la derrota, esa franja de la juventud que se reconoce vencedora debe ser capaz de reconocer su propia fuerza. En efecto, normalmente, los sindicatos y otras organizaciones hacen de tampón frente al Estado. Esta tarde el servicio del orden de Force Ouvrière abandonaba la plaza avergonzado, y nadie pensó en interponerse entre los jóvenes y las fuerzas de choque del Estado, las CRS.
La juventud ha llegado a un punto que le ha permitido hacer bascular el movimiento hacia una victoria, este 9 de abril… llevando a la derrota al gobierno. Pero aún falta un nivel de discusión y de organización que no tiene nada que ver con el que proponen las Nuit Debout. Pues el 9 de abril, ha sido más bien el après-midi debout lo que ha permitido hacer retroceder a las CRS.
La cuestión del programa de lucha que permitiría a la juventud arrastrar al mundo del trabajo está, hoy, a la orden del día, y a escala como poco nacional. Pero es necesario que los jóvenes y los menos jóvenes estén a la altura de las tareas, unas tareas que ninguno de los militantes de las organizaciones tradicionales está dispuesto a hacer. Suelen preferir las formas caducas de antes de 2007, más que impregnarse de los cambios que se han producido en la situación, que tanto ha evolucionado desde hace casi 10 años.
Somos muchos los que queremos parar los ataques del gobierno, y no sólo esta desacreditada ley, pues centrarse únicamente en la ley El-Khomri serviría de ayuda al gobierno a la hora de hallar un camino para aprobar el resto de leyes criminales. Ahora se trata de armarse con un programa de combate y reagruparse a su alrededor, un programa de defensa y de organización de los trabajadores con la perspectiva de crear en todas partes donde sea posible comités de barrio, con el objetivo de dedicarse a crear organizaciones obreras de asalariados de todas las empresas, grandes o pequeñas, en todos los barrios de las grandes ciudades del país. Allí está la fuerza y la capacidad de elaborar ese programa. El partido que deseamos y que necesitamos para ganar está aún por construir, y el proceso ya ha comenzado, está al alcance de nuestra voluntad y de nuestra capacidad cristalizar las aspiraciones de la juventud de plantar cara a este gobierno del robo generalizado y de provocadores permanentes.
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REFLEXIÓN SOBRE EL CONTENIDO Y LOS MÉTODOS DE LUCHA BAJO EL PRESENTE DOMINIO CAPITALISTA
Échanges nº 141, verano 2012.
El texto que sigue, como indica el título, no es la afirmación de una teoría sino un intento de comprender las luchas de estos últimos años, de situarlas dentro de un proceso global de emancipación y animar un debate que permita justamente precisar esta reflexión sobre sus métodos y su contenido.
Contenido y métodos están estrechamente ligados en una relación dialéctica, aunque en los debates teóricos o bien se separan o bien se confunden completamente el uno con el otro, como un solo movimiento de emancipación.
Aquí no nos proponemos entrar en semejantes debates, sino tratar de ver cómo los recientes movimientos, que a todos nos han sorprendido por sus características relativamente nuevas, pueden llegar a ligarse con todas las anteriores corrientes de emancipación y/o si presentan algo que les sitúe en la misma dirección que estos viejos movimientos, aunque con rasgos completamente nuevos tanto por su forma como por su contenido.
¿Cómo caracterizar a estos movimientos que en el curso de los últimos 2 o 3 años (unos años de crisis profunda del capital, hay que subrayarlo) han tenido un papel protagonista dentro de lo que se podría llamar movimientos de lucha contra el sistema en su marco nacional?
Aunque se dan a sí mismos nombres diferentes (muchas veces son los medios quienes les dan un nombre que luego pasa a ser reivindicado como identidad común), estos movimientos presentan características comunes:
- Un contenido de clase difícil de definir, a pesar de la amplitud de las masas involucradas y de su duración en el tiempo, tanto más en la medida en que en la mayor parte de los casos no vinieron acompañados de luchas específicas de trabajadores, aunque algunas trataron de ligarse o de ser ligadas, individual o colectivamente, a tales movimientos. En cambio, los precedentes movimientos de diverso tipo, los movimientos de protesta dirigidos y limitados, han podido así converger en un movimiento común, superando su particularismo;
- Surgen normalmente a partir de un acontecimiento puntual que parece no ser más que la chispa que hace explotar una mezcla de descontento diverso procedente de fracciones heterogéneas de población;
- La ocupación permanente y en masa de un lugar público central o la repetición cotidiana de manifestaciones, pero de manera pacífica, sin buscar inicialmente un enfrentamiento violento y directo con el poder establecido. Se podrían comparar estas ocupaciones con la ocupación de las fábricas en el trascurso de una huelga, pero hay diferencias, porque aquellas no están limitadas a un lugar concreto ni a unos participantes en concreto, y muchas más en lo que respecta a las reivindicaciones;
- Su internacionalismo, que sin propaganda ninguna, simplemente por su conocimiento mediático, ha llevado a una especie de reivindicación de común pertenencia.
- Un rechazo de todo tipo de jerarquía, rechazo de los grupos políticos organizados y una búsqueda de métodos e incluso técnicas de comunicación que autorizan tanto las expresiones individuales como la toma de decisiones colectiva;
- Empleo de los modernos medios de comunicación, que han favorecido ampliamente su surgimiento y su desarrollo, sin que podamos decir que tengan un papel esencial y de los que además hay que subrayar su fragilidad ante el poder represivo de los Estados.
- Reivindicaciones muy vagas con palabras poco precisas y también a veces términos trasnochados que dan pie a cualquier crítica, cualquier manipulación y cualquier forma de represión. Sus reivindicaciones comunes, que podrían diferenciarse según el país del que se trate, permiten subrayar su carácter político indiferente ante toda reivindicación material u organizativa específica. Concepto que se resume bien en esta declaración de un “indignado”: “Elaborar reivindicaciones que pueden ser satisfechas confiere necesariamente legitimidad a quien tiene poder de satisfacer dichas reivindicaciones”;
- Su carácter efímero, que no se debe tanto a la represión violenta por parte del sistema (aunque ésta ha jugado a veces su papel, contribuyendo a que el carácter pasivo y pacífico original haya pasado a acciones más directas, violentas, pero sin adoptar más forma que la defensiva, y raramente de ataque ofensivo contra los organismos de poder), sino más bien a una especie de estancamiento, a la falta de una dinámica nacional y/o internacional;
- Aunque es difícil saber qué queda de estos movimientos tras su dispersión, tras la represión o su estancamiento, podemos pensar, por algunos ejemplos, que algunas formas concretas de acción subsisten en el seno de la sociedad civil y en las empresas. Intentos que pueden presentarse más como acciones minoritarias de “vanguardia” que como el desarrollo del propio movimiento bajo otras formas;
- Una cosa a la que los medios no han prestado gran atención, con esas multitudes en las grandes plazas durante un periodo más o menos largo, es que los participantes han tenido que responder necesariamente a una multitud de cuestiones prácticas en relación a problemas muy materiales (alimentación, cocina, higiene, etc.). Es de esperar que las soluciones colectivas adoptaron una forma acorde con la perspectiva de una nueva organización global. Pero no hemos hallado nada que permita responder a esta interesante cuestión;
- De manera general, estos movimientos han supuesto una ruptura con los conceptos/prácticas que, bajo diversas formas, dominaban la teoría y los proyectos revolucionarios (aunque pocos están dispuestos a admitirlo), que pueden resumirse esquemáticamente con la concepción de la salida del régimen capitalista mediante la acción violenta en un enfrentamiento directo con los poderes dominantes;
Una vaga impresión nos lleva a pensar que las viejas vías hacia la revolución las ha cerrado la propia evolución del capital:
- Al disponer de una red mundial de producción de componentes, el capital puede canalizar cualquier conflicto dentro de su sector económico, haciendo inviable el esquema clásico de extensión del conflicto mediante su internacionalización;
- La transformación de los métodos de explotación del trabajo tiende a aislar al trabajador cada vez más en su individualidad y excluye toda posibilidad de acción colectiva en el lugar de trabajo: cualquier resistencia al peso de la opresión social no encuentra más campo de acción que las asambleas globales en los lugares públicos, como testimonia el éxito de tantas manifestaciones colectivas sobre cualquier tipo de cuestión;
- Correlativamente, el capital dispone hoy de unos medios tecnológicos de represión tan sofisticados que ningún movimiento de lucha abierta, por potente que sea, dispondría jamás de capacidad suficiente para vencer (como podría parecer que ocurría hace cien años, cuando parecí que bastaba con “tomar las armas”, las mismas que las del adversario);
- Finalmente, y que quizá es incluso más importante que todos los combates de clase, esa vaga impresión de que las destrucciones planetarias provocadas por la expansión mundial del capital han alcanzado su punto de no retorno, impresión que la incapacidad del capital para cambiar algo en esta marcha hacia el abismo hace incluso más evidente. Esto lleva a trasladar las resistencias para integrar las luchas de clase limitadas hacia las luchas de la población global;
Los movimientos que hemos descrito deben enmarcarse dentro de su contexto histórico: en el curso de los pasados 50 años, podemos detectar movimientos similares bajo idénticas formas, esencialmente la ocupación permanente de un espacio público. Pero no tuvieron ni esta frecuencia, ni esta internacionalización y, aunque no se pasó por alto su importancia, se midieron con el rasero de los criterios tradicionales que conciben la revolución como resultado de un enfrentamiento directo con el capital. Y de nuevo volvemos a encontrarnos hoy, cuando estos movimientos se han multiplicado, con una cierta mezcla de dos concepciones (aunque este nuevo movimiento no procede de ningún concepto anterior).
Para restituir históricamente lo que hoy vemos multiplicarse, basta con recordar acontecimientos como el de Corea del Norte, México, la China de Tiananmén, Mayo del 68 en Francia, Argentina, etc.
Su dispersión temporal los convertía hasta hoy en acontecimientos particulares, fuese cual fuese su dimensión y su repercusión mundial. Hasta ahora, las luchas en el sector productivo se consideraban como la base de partida para toda transformación social global. El movimiento del que hablamos no elimina en absoluto el movimiento de clase: al contrario, lo integra, aunque pueda aparecer hoy como un movimiento distinto, separado del resto de movimientos de lucha o de revuelta.
También podríamos examinar este movimiento de una manera mucho más general, relacionándolo con la historia de la propia humanidad. Si insertáramos el desarrollo del capitalismo, su expansión desmedida tal y como la conocemos hoy (y que ha llevado entre 5 y 6 siglos), dentro de una especie de ley biológica, se podría considerar este sistema como un estadio en el desarrollo de la humanidad.
Toda especie viva prolifera en condiciones favorables a su expansión, hasta que llega el momento en que destruye las condiciones originales favorables para esa expansión. Siendo la especie humana una especie “pensante” (eso se supone, al menos), podemos considerar que llegados a semejante estadio de destrucción de sus bases de desarrollo, otra forma de sociedad está en proceso de alumbramiento y estas manifestaciones “informales” serían sus primeros signos.
Como decía Marx a propósito de la lucha de emancipación: la hora del capitalismo ha llegado, pero esta hora abarca todo un periodo histórico.
H.S.