Último capítulo del libro Between the Devil and the Deep Blue Sea, de Marcus Rediker (Cambridge University Press, 1987). Se puede leer como complemento el capítulo 5 de La Hidra de la Revolución, titulado «Hidrarquía: marineros, piratas y el Estado marítimo».
Ned Ward, uno de los escritores de Grub Street[1] de principios del siglo XVIII, tuvo buen ojo para descubrir un detalle significativo y que revelaba un mundo cambiante. Observó que el marinero corriente consideraba sus manos como “sus amigas del alma”. El lobo de mar “generalmente las llevaba dentro de la pechera o de los bolsillos; no tanto para tenerlas cerca del corazón o de su dinero a bordo, sino como puro principio moral de no exponer sus mejores amigas, siendo las únicas en las que podía confiar”. Barnaby Slush, un “cocinero de a bordo”, expresó una opinión similar y describió la misma realidad social de quienes habían sido despojados de tierra, de instrumentos de trabajo y de propiedad. ¿Qué, se preguntaba, podía esperar un hombre que no contaba con “más consejo que el de un par de buenas manos y un grueso corazón”? Esta era justamente la situación del proletariado de la mar. La apasionada pregunta de Slush representaba la respuesta de la clase obrera, la necesaria réplica al distante e impersonal discurso de Sir William Petty acerca de la “mano de obra marina” como “mercancía”. La economía moral y la economía política se enfrentaban cara a cara. Hablaban en términos distintos sobre intereses también distintos y enfrentados.Continue Reading