El Estado de Bienestar: ¿Una conquista de la clase obrera? · El seguro de desempleo

Continuando con lo expuesto en un artículo anterior, reproducimos aquí algunos párrafos de Otra victoria del capitalismo: El seguro obligatorio de desempleo, escrito también por J.B. Mélis en 1938.

En la base del desarrollo capitalista yace su contradicción decisiva: el Proletariado, mientras trabaja para la acumulación de capital, forja los instrumentos que continuamente le expulsan de la producción. La plusvalía que se arrebata sin cesar a los obreros, transformándose en capital, produce un nuevo valor y, de este modo, eleva prodigiosamente la productividad del trabajo, aumentando las capacidades técnicas de la producción (Capital constante) en detrimento de los Fondos Salariales (Capital variable), provocando una superpoblación obrera relativa (en lo que respecta a las necesidades del Capital).

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¡Quien tiene el hierro tiene el pan! · Manifiesto al proletariado (1851)

Marx consideraba a Louis Auguste Blanqui (1805-1881) “la cabeza y el corazón del partido proletario en Francia”. Y a tenor de este manifiesto parece que no le faltaba razón. La biografía de este revolucionario habla por sí sola. En 1824 se adhiere a la sociedad secreta de los carbonarios, participa con las armas en la revolución de julio de 1830, y tras la decepción que supone la llegada de la “monarquía burguesa” de Luis Felipe de Orleans, se suma a la Sociedad de Amigos del Pueblo, donde recibirá la influencia de Buonarroti. A partir de entonces sus largas estancias en prisión le valdrán el apodo de “El Encerrado”. Tras el asalto al ayuntamiento de París en 1839 junto a 500 compañeros, Blanqui es condenado a muerte, pena que el rey conmutará por cadena perpetua gracias a la presión de la opinión pública. Liberado tras la revolución de febrero de 1848, le vuelven a detener en mayo y es condenado a 10 años de prisión, lo que le impide participar en la insurrección del proletariado parisino en junio[1].
Es desde la cárcel de Belle-Île-en-Mer que Blanqui redactó y envió este manifiesto al Comité Socialdemócrata de Londres en febrero de 1851. Este Comité había invitado al revolucionario francés a que redactara un toast (brindis) para el banquete en el que se iba a celebrar el aniversario de la revolución de febrero, pero al recibir este manifiesto decidieron no publicarlo. Serían Marx y Engels los encargados de traducirlo y difundirlo.

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La primera huelga de la historia. Egipto, año 1166 a.C.

LOS HECHOS

La situación no fue nada fácil, pero los obreros finalmente lograron un acuerdo con las autoridades ante quienes reclamaban comida, bebida y ropa, y que se elevara con urgencia su nota de reclamos ante las máximas jerarquías del Estado, el Primer Ministro (sustituto en ausencia del rey)[1] y el propio Faraón. El reporte del escriba comenta:

«[…] los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes… hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento!.

Los obreros pasaban hambre y los alimentos eran de mala calidad. El límite de tolerancia de aquellos primitivos trabajadores se había rebasado, razón por la cuál tomarían una decisión histórica: dejar de trabajar reclamando el pago de sus haberes. La llamada primera huelga de la historia comenzaba[2]. ¿Cuándo ocurrió esto? ¿Cómo ocurrió? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Y finalmente, ¿fue una verdadera huelga? ¿Podemos hablar de huelga en aquellos tiempos lejanos?Continue Reading

La autonomía en la lucha de clases

Publicamos la traducción al castellano de L’autonomie dans la lutte de classe, escrito por Henri Simon en 2001. Nosotros pensamos, como el autor, que dentro de la dialéctica histórica entre autonomía obrera y represión/integración burguesa, más allá de las formas autónomas de organización, lo que garantiza mínimamente la continuidad en el tiempo de un movimiento proletario independiente es su contenido, su carácter de clase, del que no obstante aquí poco se dice. Aunque ya hemos hablado de ello en El contenido y la perspectiva del movimiento proletario, nos parecía necesario puntualizarlo aquí. A pesar de nuestras divergencias con alguna de las ideas expuestas, pues, ofrecemos este interesante ensayo histórico, redactado por un compañero que cuenta con una larga experiencia de lucha siempre centrada en la clase. [Imagen superior: Revista Teoría y Práctica nº 11, septiembre 1977, pag. 53]

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El Estado de Bienestar: ¿Una conquista de la clase obrera? · Los sindicatos obreros y el Estado capitalista

Es un lugar común considerar el Estado de Bienestar y todas las instituciones y mecanismos que se derivan de él como una conquista de la clase obrera, lograda al precio de grandes luchas y sacrificios. Estos párrafos, escritos en 1937 por el comunista belga J.B. Mélis y que forman parte de un artículo más extenso (Los sindicatos obreros y el Estado capitalista), nos ofrecen una visión completamente distinta de todo ese proceso, que, desplegándose en medio de la mayor crisis económica conocida, lejos de buscar el bienestar de la clase obrera trataba de «aniquilar las organizaciones proletarias, que suponían una amenaza directa para el régimen cuando las condiciones históricas las empujaban a romper el círculo de la acción puramente reivindicativa«. En esta primera parte se resume este proceso histórico mediante el cual la burguesía logró insertar las organizaciones sindicales en su mecanismo estatal, castrando su contenido clasista y su autonomía y convirtiéndolas en instrumentos al servicio de los patrones, bien mediante la violencia o con métodos democráticos. En una segunda parte se tratará la cuestión de la Seguridad Social y las prestaciones por desempleo.

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La estadística obrera. Encuesta entre los obreros franceses (1880)

Ningún gobierno[1] (monárquico o republicano burgués) ha osado emprender una encuesta seria sobre la situación de la clase obrera francesa. Pero en cambio, ¡cuántas encuestas sobre las crisis agrícolas, financieras, industriales, comerciales y políticas!

Las infamias de la explotación capitalista reveladas por la encuesta oficial del gobierno inglés; las consecuencias legales que estas revelaciones han producido (limitación de la jornada de trabajo a diez horas, leyes sobre el trabajo de las mujeres y de los niños, etc.) han hecho a la burguesía francesa aún más temerosa de los peligros que podría representar una encuesta imparcial y sistemática.

Esperando que podamos obligar al gobierno republicano a imitar al gobierno monárquico de Inglaterra, a abrir una vasta encuesta sobre los hechos y desgracias de la explotación capitalista, vamos, con los débiles medios de los que disponemos, a intentar iniciar una por nuestra parte. Esperamos ser apoyados, en nuestro trabajo, por todos los obreros de la ciudades y campos, que comprenden que únicamente ellos pueden describir con conocimiento de causa los males que soportan; que únicamente ellos, y no salvadores providenciales, pueden aplicar enérgicamente remedio a las miserias sociales que sufren; contamos también con los socialistas de todas las escuelas que, deseando una reforma social, deben querer un conocimiento exacto y positivo de las condiciones en las que trabaja y se mueve la clase obrera, la clase a quien pertenece el provenir.Continue Reading

La huelga de la construcción de junio/julio de 1936 en Madrid

Este capítulo[1] del profesor de la UNED Santos Juliá sobre la huelga de la construcción en Madrid en junio-julio de 1936 es sumamente interesante por varios motivos. En primer lugar, demuestra la fuerza del movimiento proletario cuando despliega una lucha conjunta en defensa de sus condiciones de vida, y cuando este frente único de clase por la base es capaz de conservar unos métodos y reivindicaciones proletarios, es decir, un contenido de clase. En esta huelga que puso en movimiento a 80.000 obreros de la construcción y en jaque toda la burguesía española (que sólo pudo parar la huelga mediante la guerra civil) este contenido de clase de la lucha se manifestó en varios aspectos. Primero, en las reivindicaciones, que al centrarse en el aumento del salario y la reducción de la jornada laboral suponían un ataque directo a los intereses de la burguesía, a la plusvalía que extrae de los asalariados y a las necesidades de la acumulación de capital. Pero también en los métodos: la asamblea como órgano decisorio frente al referéndum y el voto secreto, el rechazo a la mediación del Estado en la resolución del conflicto (sistema fascista para la resolución de los conflictos que se extendió por todo el mundo tras 1945) y la confianza en la fuerza y la organización como vía para la victoria.Continue Reading