Publicado en Solidaridad Obrera, 15 de enero 1917.
No se improvisa la organización del trabajo, como se improvisa un discurso, o como se improvisan las cosas inútiles del Gobierno, de la política, etc. De la noche a la mañana no surge el proletariado con la plenitud de su potencia, ni se halla en posesión de todas sus armas necesarias para la lucha, de todas las herramientas necesarias para crear y también para destruir.
Una labor continuada de educación y de práctica se impone desde el principio de toda organización obrera que quiera ser positivamente revolucionaria, pero antes de todo hemos de considerar el estado de las multitudes en su verdadera situación tal como ellas son en realidad y no como nosotros desearíamos que fueran.
Los impulsos pueden mover a esas multitudes en estas condiciones; el interés egoísta, material, o los sentimientos diversos que tienen sus raíces en la vida efectiva.
El mejoramiento material, el deseo de evitarse los sufrimientos materiales que implica una vida llena de privaciones y sometida a trabajos desagradables o abrumadores es uno de los estímulos más poderosos que acicatean a los hombres, empujándoles a la lucha; y casi tan poderoso como aquél, aunque su influjo sólo se produce por etapas o periódicamente, y no podría ser de otro modo, son los impulsos sentimentales.Continue Reading