La huelga salvaje de los trabajadores de tierra de Iberia en El Prat en 2006

EL CONTEXTO

A finales de julio de 2006, en plena temporada alta de vacaciones, AENA anunciaba el reparto de las concesiones de licencias de servicios de handling en los aeropuertos, dejando a Iberia sin licencia para operar servicios de tierra en El Prat. Esto significaba que los trabajadores de tierra de Iberia en ese aeropuerto tendrían que ser subrogados a (es decir, pasarían a estar subcontratados por) otras compañías, con la consiguiente incertidumbre y el probable empeoramiento de sus condiciones de trabajo.

Éstas condiciones, además, ya venían deteriorándose desde hacía tiempo. Siguiendo la normativa europea, los servicios de handling en los aeropuertos españoles se habían empezado a liberalizar hacía 10 años. En un contexto de crecimiento del turismo y de número de pasajeros, de vuelos baratos y compañías low cost, y en un sector en el que los salarios y el combustible constituyen el grueso de los costes, Iberia se enfrentaba a la competencia en unas condiciones desventajosas. Otras compañías, con convenios colectivos más modernos y peores, ofrecían vuelos más baratos a los pasajeros y servicios de handling más baratos a las aerolíneas.

En este aspecto, los intereses Iberia coincidían eventualmente con los de AENA, ligada al Estado y a su política de promoción del turismo como industria propia de la economía española. Al quitarle a Iberia la licencia de handling en El Prat, AENA en la práctica abarataba los costes laborales en uno de sus aeropuertos más importantes y con mayor flujo de pasajeros y equipaje, al mismo tiempo que liberaba a Iberia de una parte importante de sus trabajadores de tierra en plantilla y del pago de sus elevados salarios, cuyo desembolso pasaba a las nuevas empresas de handling.

Teóricamente los trabajadores de Iberia debían ser subrogados a estas empresas conservando sus condiciones de trabajo en materia de salarios. Pero la propia ley deja abiertas las puertas a todo tipo de engaños por parte de las compañías, en unas nóminas casi incomprensibles con tantos complementos y pluses, para hacer recortes aquí y allá. En la práctica los trabajadores subrogados se ven obligados muchas veces a acudir a los juzgados para exigir el respeto a su viejo salario neto, ganando a veces, otras no. Además pueden perder otros beneficios, como los viajes gratuitos que tienen con Iberia. Y por supuesto, los nuevos trabajadores que se contratan a partir de entonces, eventuales o fijos, pasan a estar sujetos a las peores condiciones de la nueva empresa.

En el aeropuerto de Madrid ocurría algo parecido por aquel entonces. Aquí AirEuropa-Globalia, con planes de crecimiento, daba impulso a su propia empresa de handling, Groundforce. De esta forma, al mismo tiempo que abarataba los costes de su propio servicio de handling a los aviones de AirEuropa, se daba otro paso en el empeoramiento de las condiciones de trabajo en el aeropuerto de Barajas, el otro nodo básico de la red aeroportuaria española. Groundforce y Swissport desplazaron aquí a Acciona-Ineuropa en el reparto de licencias de AENA de 2006 para el periodo 2007-2015. Iberia, que preparaba ya una nueva ronda de «restructuraciones», conservó su licencia en Barajas, concentrando prácticamente toda su operativa en la nueva terminal T-4. En este periodo las condiciones de trabajo han ido a peor en todas las empresas.

Este sistema de subasta de licencias por parte de AENA, cada 7 u 8 años, a empresas de handling que a su vez prestan servicios a las compañías aéreas, conlleva el paso continuo de los trabajadores de una empresa a otra, con cada nueva subasta o cada vez que una aerolínea decide cambiar de compañía prestataria de servicios. Es un sistema que ofrece muchos recursos a las empresas para reaccionar a las condiciones del mercado y reducir los salarios y empeorar las condiciones de trabajo cada vez que lo necesiten. Este proceso puede ocurrir de varias maneras: una nueva empresa puede adquirir una licencia en un aeropuerto, con un convenio peor para los trabajadores subrogados que pasa a adquirir y para los nuevos que empieza a contratar; o bien, una compañía aérea puede hacerse cargo de nuevo de sus propios servicios de handling (autohandling), revirtiendo la situación de subcontratación de los trabajadores pero empeorando igualmente las condiciones (esto ha sucedido con Ryanair y Easyet en Madrid); o bien, los sindicatos pueden firmar directamente convenios de empresa cada vez peores, o permanecer quietos ante las continuas ilegalidades e irregularidades que se cometen a diario en las empresas; o bien, pueden firmar convenios de sector cada vez peores, que legalizan lo que las empresas ya hacen de hecho con los trabajadores o les ofrecen nuevos terrenos para hacer rebajas.

Esta alianza tripartida en los aeropuertos entre el Estado, las empresas del sector del transporte aéreo y los «sindicatos» CCOO y UGT, contrasta con la situación en los puertos (la comparación tiene tanto más sentido si consideramos que los operarios de rampa son los dockers de los aeropuertos). Allí, en los puertos, la tradicional fuerza sindical de los estibadores ha dibujado un panorama bien distinto. Todos los trabajadores pertenecen a una misma empresa, formando una especie de «bolsa de trabajadores» de la cual las compañías que operan en las instalaciones tienen que ir «sacando» operarios para las tareas que quieran realizar, y en principio sin poder elegir ni siquiera qué trabajadores concretos pueden emplear, ni las tareas que van a realizar. El sistema es diferente, y los salarios de los estibadores, en consecuencia, también.

Se puede argumentar que este poder asociativo de los estibadores está relacionado con el poder estructural que tienen: su reducido número (sobre los 6.000) y su posición en la cadena de suministro. Y también que este poder ha desarrollado un tanto su carácter corporativo y cierto orgullo profesional. Los operarios de rampa, y los trabajadores del sector del handling en general, son más en número. Sólo en Madrid y en Barcelona, ya trabajan más operarios de rampa que estibadores hay en toda España. Y en el aeropuerto de Madrid o Barcelona, posiblemente los trabajadores de handling asciendan a más 10.000 en cada uno (contando a los operarios de rampa, los trabajadores de los mostradores de facturación, de catering, limpieza de aeronaves, etc.). Pero su poder estructural es igualmente importante, teniendo en cuenta las repercusiones internacionales que tiene toda disrrupción en un nodo de la red de transporte aéreo de pasajeros y las características del transporte aéreo de mercancías, que si bien no destaca en lo que respecta al volumen de mercancías que transporta, sí lo hace por su valor (35% del comercio internacional por valor) y porque los productos que transporta son muchas veces perecederos.

De lo que no disponen los trabajadores de los aeropuertos en España es de poder asociativo. Tendrán que inventar su propia tradición de organización y de lucha si no quieren ver cómo su salud sigue empeorando, con sus condiciones de trabajo, mientras la llegada de turistas bate records años tras año, llegando casi todos en avión con un dinero en los bolsillos del cual la parte que les llega a los trabajadores del sector del turismo en forma de salarios cada vez parece más reducida comparada con el esfuerzo que realizan.

LA HUELGA

La mañana del 28 de julio de 2006, los sindicatos UGT y CCOO reunían a los trabajadores de Iberia de El Prat en asamblea informativa, para explicarles la situación, pero desde primera hora los operarios del muelle de facturación de equipajes habían dejado de coger maletas y los que atienden los aviones habían abandonado su carga y descarga. A eso de las 10h., los operarios de rampa se dan por informados e inician una huelga salvaje, dejando desatendidos aviones y muelles, pasajeros, mercancía y maletas. Alrededor de 400 de ellos ocupan primero una y luego las 3 pistas del aeropuerto, reservadas únicamente según la normativa al paso de los aviones, de los bomberos en caso de emergencia y a ciertos vehículos y controladores. Los trabajadores de los mostradores también abandonan sus puestos de trabajo. El aeropuerto se paraliza. El flujo de turistas y de mercancías que opera sin descanso las 24 horas queda interrumpido.

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«Vamos a morir matando», exclama un empleado.

Los delegados de CCOO y UGT tratan de calmar la protesta, mientras la guardia civil se presenta en las puertas de embarque y frente a los trabajadores que ocupan las pistas. La ministra de Fomento se ve obligada a desplazarse a Barcelona, aunque llega ya de noche. Hasta las 5 de la tarde los trabajadores no empiezan a abandonar las pistas, después de que la empresa se comprometa a realizar su propio autohandling, es decir, a dar servicios de tierra a sus propios aviones de Iberia en Barcelona. Esto implicaba que la mayor parte de los trabajadores de tierra continuaría en la compañía, aunque habría alrededor del 25% probablemente tendrían que ser subrogados a otras empresas. El hecho de que abandonaran la pista poco a poco y desordenadamente permitió a la guardia civil hacer una carga a última hora para depejar el paso y detener a algunos trabajadores. No obstante, hasta medianoche no se logra que el aeropuerto pueda funcionar de manera normal. 560 vuelos se cancelaron o desviaron aquel día, viéndose afectados alrededor de 100.000 pasajeros y quién sabe cuanta mercancía. Al día siguiente se siguen produciendo numerosas cancelaciones, pues por la mañana la presencia de los obreros en una asamblea afecta a la operativa.

27 trabajadores fueron juzgados por la ocupación de las pistas, gracias a las cuales los operarios lograron, si bien no paralizar, si al menos reducir la velocidad del deterioro de sus condiciones de trabajo. Finalmente 23 de ellos fueron condenados a 2 años de cárcel en 2010. Además, pocos meses después de la huelga salvaje Iberia sancionó a 59 empleados con diversos periodos de pérdida de empleo y sueldo. Por si acaso, prefirió no llevar a cabo despidos.

UN TESTIGO

Esta carta anónima de un trabajador de Iberia en Madrid apareció por aquella época en la red. En ella habla de la situación y las condiciones de trabajo de los trabajadores de handling, que desde el 2006 no han mejorado, sino empeorado, dejando abierta la puerta a este tipo de estallidos espontáneos de rabia y descontento:

¿Cómo no van a ocurrir sucesos como los Aeropuerto del Prat? Los trabajadores de Iberia llevamos años sufriendo recortes en nuestras condiciones laborales. Hace años trabajar en Iberia era, en este país, casi un título. Una nómina de Iberia te abría casi todas las puertas. En la actualidad algunos, muchos, de nosotros sentimos vergüenza por trabajar en Iberia… o lo que queda de ella gracias a las subcontratas.

Los trabajadores estamos cansados de perder todo lo que habíamos conseguido. En los últimos años hemos tenido reducciones de más de un 25% en nuestros salarios. Por cierto, les recuerdo que no todos somos pilotos de esos que ganan más de 1.000.000 de las antiguas pesetas al mes. A todos se les olvida que existen varios miles de trabajadores con contratos eventuales fraudulentos (rotación de puestos de trabajo) que trabajan 12 horas a la semana. Existen trabajadores que incumplen la legislación en materia de salud laboral sólo para que unos aviones a los que se ha reducido el mantenimiento hasta el mínimo legal puedan despegar todos los días con unos retrasos mínimos. Nadie se acuerda de esos trabajadores que cargan sus maletas en las bodegas subidos en la cabina de un camión por que las cintas que deberían usar para ello están estropeadas. Nadie piensa lo difícil que es que las maletas estén puntualmente en los aviones cuando los vehículos que deberían transportarlas no funcionan o van perdiendo piezas por la rampa por que nadie se encarga de repararlos debido a las políticas de ahorro de costes.

Esto es otra Iberia. La Iberia que todos (empresa y sindicatos CCOO y UGT) se encargan de ocultar. Las condiciones de trabajo son en la actualidad deplorables ¿Saben que somos la única compañía de Barajas cuyos vehículos carecen de aire acondicionado? ¿Saben que a más de 40 grados de temperatura un operario no tiene ninguna posibilidad de beber agua? ¿Les parece aceptable que un vehículo sin frenos se utilice «por que no hay otro disponible»? ¿Subirían ustedes durante 8 horas en un vehículo sin puertas y con la calefacción averiada en el mes de enero… por que según nos dicen (con el beneplácito de CCOO y UGT) funciona correctamente? Luego, cuando ese vehículo impacta contra el ala de un avión por que no tiene frenos se despide al trabajador. ¿Y si les contara que un administrativo, con un curso de cuatro horas, es quien da la última vuelta de reconocimiento al avión antes del despegue? ¿Saben que los «mandos» de la compañía obligan de forma sistemática a los trabajadores a no respetar las normas de circulación en plataforma para que sus maletas estén, casi siempre, cargadas en las bodegas? Lo mejor de todo es que a la hora de buscar culpables de los errores y retrasos a pie de avión, se encarga un administrativo denominado «coordinador», se nos obliga a mentir. No podemos decir que falta personal o que un vehículo ha llegado tarde por que no funciona correctamente. La culpa de los retrasos se imputa de forma sistemática a las tripulaciones, a la torre de control o a cualquier otro, pero nunca se reconoce, salvo flagrantes excepciones, que algo no funciona. Cuando alguno de estos coordinadores decide no mentir es llamado por cualquier mando para dar explicaciones o se lo pone de patitas en la calle, como sucedió recientemente con una compañera. Si a esto unimos que los mandos son totalmente ineficaces (los nombran los sindicatos oficiales, no un equipo de recursos humanos preocupado por sus dotes organizativas y no por ser amigos de este o aquel…), una política de ahorro de costes sin sentido y una absoluta complicidad de los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT quizá podamos entender por que un nutrido grupo de trabajadores paraliza un aeropuerto. Para mí, que soporto diariamente todo lo dicho y mucho más, sólo era una cuestión de cuándo y dónde iba a saltar la tapa de esta olla a presión.

No estoy de acuerdo con lo sucedido en el Prat, pero lo comprendo. Como trabajador de Iberia sabía que esto iba a pasar. Tarde o temprano las personas terminamos por explotar. Después de años de sacrificios económicos y no económicos para sacar adelante una empresa con pérdidas nos dicen que después de los mejores resultados económicos de la historia de Iberia nos congelan los sueldos ¿Que ocurrirá un mal año económico? Prefiero no pensarlo por que si lo hago es posible que termine sentado en una de las pistas del nuevo T-4…

El año pasado los sindicatos oficiales anunciaron a bombo y platillo la firma de un Convenio de Sector que en su opinión era una especie de panacea. Lo sucedido con la licencia de Handling en Barcelona estaba previsto: El excedente de trabajadores tiene la opción de irse al paro (después de reflotar la empresa) o de pasar, manteniendo unas condiciones similares a las de Iberia durante un tiempo, a uno de los nuevos operadores. Esto siempre me recordó a las ventas de esclavos o a los siervos de la Edad Media que eran comprados y vendidos con las tierras que trabajaban. Esta es la panacea con la que nos trataron de engañar.

Por otra parte la pérdida del handling a terceros en Barcelona no ha sido ninguna sorpresa para nadie. Traten de razonar conmigo: Iberia quiere reducir vuelos en Barcelona y poner en marcha allí una nueva compañía de bajo coste llamada Clickair (también de bajas condiciones laborales, por supuesto). Los sindicatos oficiales, para no variar se quedan parados. Tienen que llegar los pilotos y obligar a la empresa a dar garantías por escrito de que esto no repercutirá en sus puestos de trabajo y se nos asegura que el handling a Clickair y Air Nostrum será realizado por los «caros» trabajadores de Iberia. En una astuta maniobra Iberia hace extensiva a toda la plantilla estas garantías. Sin embargo la oferta con la que Iberia se presenta al concurso de Handling en Barcelona es tan mala que no se les adjudica dicha licencia, con lo que las garantías dadas a los trabajadores ni pueden ni van a cumplirse. Ya tiene la excusa para subcontratar un handling de bajo coste. Si esto no ha sido planificado por la compañía debe ser que la suerte les sonríe, ya que no puede haberles salido mejor. La empresa ofrece a los trabajadores de tierra lo que sus sindicatos nunca se habrían atrevido a pedir y luego no puede cumplirlo, no por su culpa sino por que se lo impide la legislación.

Con estas premisas les pregunto, señores pasajeros y periodistas ¿Qué hubieran hecho ustedes? Tras el engaño de la empresa y de los sindicatos CCOO y UGT los trabajadores se han visto obligados a llevar a cabo una acción que será cuestionable, pero que no puede extrañar a nadie que conozca la situación real en Iberia. En Madrid, donde yo trabajo, no ocurrió lo mismo que en Barcelona por cobardía o por los pelos (desde hace casi un año está firmado el correspondiente expediente de regulación para los trabajadores de Madrid a los que se va a subrogar a otra empresa, unos 150), ya que el comentario general era «ya era hora». Nuestros compañeros de Barcelona han hecho lo que todos los demás querríamos hacer, esté bien o mal. Han defendido sus puestos de trabajo al margen de unos sindicatos que no pueden ni quieren morder la mano que les alimenta de la única forma que pueden. La huelga habrá sido ilegal, salvaje o como quieran llamarla, pero no ha quedado otra opción… ¿o es que creen que podemos seguir confiando en las negociaciones de unos sindicalistas a quienes Iberia les paga el sueldo y que llevan años sin aparecer por sus puestos de trabajo?

Ahora la empresa nos da, con el ya habitual apoyo de CCOO y UGT, que se representan sólo a si mismos y no a los trabajadores a los que no dudan en presionar o amenazar, unas tristes garantías a cambio de una paz social que ni van a conseguir y sobre todo que no se merecen. Saben como cualquiera que no se les va a permitir realizar el Handling ni a la Clickair, donde si los trabajadores no lo impedimos terminaremos en pocos años, ni a Air Nostrum, ya que sencillamente y con la ley en la mano no es factible. ¿Con que cara CCOO y UGT, viendo la valiente aunque inconsciente actitud de los trabajadores del Prat, van a renegar ahora de las consecuencias del convenio del sector que nos vendieron como solución a todos los problemas? ¿Que va a ocurrir con los directivos que elaboraron la propuesta para el concurso de Handling en Barcelona? ¿Los van a despedir como a los coordinadores que se niegan a mentir? Quizás deberían despedirlos, con el firme apoyo de CCOO y UGT, por «bajo rendimiento» como a aquellos trabajadores eventuales que secundaron hace unos meses una huelga no oficial…

No pasará nada. En unos meses los trabajadores del Prat estarán de nuevo en la misma situación. Iberia habrá conseguido quitarse de encima a unos 600 trabajadores «caros» solo en Barcelona a cambio de eventuales contratados en fraude de ley y habrá conseguido un Handling barato para su Clickair. Todo esto se hará gracias a un convenio de sector que parece negociado por neandertales (por parte de los sindicatos) o ciegos, por que si no fueron capaces de ver lo que iba a pasar es que están ciegos… o es que la mano que les alimenta les ha dado una buena comida.

Señores pasajeros y periodistas, antes de abrocharse los cinturones piensen un poco en todo lo que está sucediendo alrededor del avión en el que se encuentran. Piensen en el esfuerzo de los miles de trabajadores que diariamente nos dejamos la piel (y lo digo en serio) por que todo salga lo mejor posible y piensen que como ustedes queremos unas condiciones laborales dignas y estamos dispuestos a luchar por ellas. Piensen que cuando reclamen la maleta que no ha llegado al avión por que el vehículo que debería llevarla tiene averiado el cambio de marchas, están siendo atendidos por un eventual contratado una semana antes y que cobra poco más de 500 Euros al mes. La próxima vez, si quieren mandar al ejercito den la orden de que nos presten alguno de sus vehículos para poder llegar a tiempo a los aviones y si quieren despejar las pistas y punto piensen que si en un par de meses me puedo quedar en el paro pues va a resultar que el tráfico aéreo o la imagen exterior me importa bastante menos que el pan de mis hijos.

En mi nombre y en el de muchos les pido disculpas por lo sucedido en el Prat pero les pido que este otoño, cuando vuelva a suceder lo mismo, piensen que harían ustedes si después de años de trabajo en su empresa les dieran la opción rescindir sus contratos o de ser vendidos como esclavos a otra empresa con unas condiciones laborales peores. Piensen en que, excepto algún enfermo mental, todos, ustedes y yo trabajamos para vivir y cuando a través del trabajo nos cambian las condiciones de vida reaccionamos como personas civilizadas, es decir defendiendo nuestros derechos.

Por difícil que les parezca desde fuera les aseguro que todos ustedes habrían hecho lo mismo que los trabajadores del Prat

Gracias por su atención.