Los trabajadores de Barcelona y el nacionalismo hace 50 años

Documento extraído del libro de Jose Antonio Díaz Luchas internas en Comisiones Obreras, Barcelona 1964-1970 (Ed. Bruguera, 1977), pag. 185 y ss.  

Creemos necesario aclarar algunas posiciones re­ferentes a la adhesión de las Comisiones Obreras al acto organizado el día 11 de setiembre, que consistió en una manifestación en el cruce de las calles Ron­da San Pedro, Ali-Bey, Gerona, donde hasta el año 1939 se hallaba situado el monumento a Rafael Casanova, y en el cual las Comisiones Obreras par­ticiparon activamente, siendo detenidos tres militan­tes de las mismas.

Debido a que consideramos que la adhesión a di­cho acto se ha podido tergiversar en su significado y en el que Comisiones Obreras ha querido darle, debido principalmente a una falta de amplia discu­sión en todos los ramos de C. O., y por otra parte de­bido a que la propaganda distribuida por grupos burgueses convocando a dicha manifestación mani­festaba una clara tendencia integradora de la clase en la sociedad burguesa, pretendiendo confundir sus objetivos con los de la burguesía «nacionalista» lla­mando a la unidad en la «lucha por las libertades de Cataluña, por encima de los intereses de clase» y debido también a que varios dirigentes de Comi­siones Obreras han firmado un escrito, encabezado por personalidades burguesas, en donde se expresan ideas y objetivos semejantes, creemos, pues, necesa­rio puntualizar las siguientes cuestiones:

La clase obrera es la única clase social insobor­nablemente democrática. La clase obrera está contra toda injusticia, contra toda opresión, contra toda discriminación, contra todo privilegio. La clase obre­ra está, pues, consecuentemente a favor de la auto­determinación de todos los pueblos.

Pero eso no quiere decir que nosotros, los obre­ros de Cataluña, debamos danzar una hipócrita sar­dana de «solidaridad nacional» con capitalistas y banqueros, con explotadores y fariseos que son los que siempre han traicionado, por sus mezquinos in­tereses económicos, la legítima aspiración del pueblo a la libre expresión de su ser nacional.

Al pueblo trabajador de Cataluña, a todo el pue­blo que además de la explotación capitalista sufre también la opresión de su lengua, de su cultura y de sus justas tradiciones, nosotros, la clase obrera, debemos decirles: «No os fieis una vez más de ca­pitalistas y banqueros que quieren engañaros fin­giendo una «comunidad nacional», una comunidad de intereses entre ellos y vosotros. Vuestra Catalu­ña no puede ser la Cataluña de los capitalistas, que correrán siempre a Madrid a buscar protección cuan­do levantéis la voz en defensa de vuestros derechos; vuestra Cataluña será la Cataluña del trabajo, sin explotadores ni burgueses, o no será sino una tram­pa más de la burguesía para manteneros sumisos y conformados».

Porque la clase obrera es la única garantía de­mocrática del pueblo, porque la clase obrera en su lucha por su emancipación total, lucha también por la libertad de todo el pueblo que trabaja, la lucha contra la burguesía capitalista es la más consecuen­te lucha por el respeto a la autodeterminación na­cional.

Pero si la clase obrera marcha a remolque de los capitalistas en sus hipócritas planteamientos nacio­nalistas, lejos de acercar la hora de la libertad na­cional, la retrasa. Ir tras ellos, cayendo en la trampa de «los intereses superiores de Cataluña», es negar a la clase obrera, a sus intereses, a los de todo el pue­blo trabajador, es negar la posibilidad de una verda­dera libertad nacional.

Por estas razones, las Comisiones Obreras debe­mos rechazar los planteamientos antes mencionados y esgrimidos por algunos ante el 11 de setiembre. Que se queden ellos, los burgueses, su Cataluña de ban­queros y grandes negocios de capitalistas.

La lucha social, el fortalecimiento de las posicio­nes de la clase obrera, la elevación de su conciencia de clase, la extensión de su organización es la apre­miante tarea de las Comisiones Obreras. No lo es el correr tras objetivos burgueses sin hacer clara dis­tinción de nuestros objetivos contrapuestos.

Sólo si la clase obrera se afirma a sí misma, se fortalece y se une, existe garantía democrática y un futuro de libertad. Pero si la clase obrera pierde su fuerza propia en beneficio de las ideas y de los mitos de la burguesía, la democracia, la libertad y la auto­determinación de los pueblos, se perderá otra vez en las falsas promesas de la burguesía, que traicionará una vez más la libertad, anteponiendo a ésta sus «sa­grados» intereses económicos de clase explotadora.

Comisión Obrera del Metal de Barcelona.

Setiembre de 1967.